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El organismo de Naciones Unidas critica que, «a menudo», esta cirugía se realiza «sin necesidad médica» y expone tanto a las mujeres como a sus bebés a riesgos para su salud a corto y largo plazo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene su preocupación por el incremento de las cesáreas durante los partos, sobre todo en países desarrollados, y ha insistido en la necesidad de que sólo se realicen estas intervenciones cuando sea clínicamente necesario. Este organismo de Naciones Unidas ha criticado que, «a menudo», esta cirugía se realiza «sin necesidad médica» y expone tanto a las mujeres como a sus bebés a riesgos para su salud a corto y largo plazo.
Insiste en centrarse en las necesidades del paciente y recurrir a la cesárea cuando el parto vaginal pueda suponer un riesgo para la madre o el bebe, en partos prolongados, por sufrimiento fetal o cuando éste se encuentre en una posición diferente.
Desde 1985, la comunidad internacional ha establecido que estos procedimientos deberían realizarse en entre el 10 y 15 % de los partos. De hecho, hay estudios que demuestran que, cuando esa tasa es más cercana al 10 %, más se reduce tanto la mortalidad materna como neonatal.
«Estas conclusiones ponen de relieve el valor de la cesárea para salvar las vidas de las madres y los recién nacidos», ha reconocido Marleen Temmerman, directora del Departamento de Salud Reproductiva e Investigación de la OMS, que pide asegurarse de que esta cirugía «sólo se realice en quienes lo necesiten».
Además, la OMS reconoce que la falta de un sistema de clasificación estandarizado y aceptado internacionalmente para evaluar y comparar los diferentes tipos de cesárea de forma coherente es otro de los factores que ha dificultado una mejor comprensión de esta tendencia.
Para ello, este organismo propone la adopción del sistema Robson, que identifica a aquellas mujeres en las que puede resultar más o menos beneficioso en función de embarazos anteriores, posición fetal, edad gestacional, cicatrices uterinas previas y otras.
«La información recopilada de forma estandarizada, uniforme y reproducible es clave para los centros de salud de cara a optimizar el uso de la cesárea y evaluar y mejorar la calidad de la atención», explica Temmerman.