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Uno de los atributos más importantes del ser humano es el lenguaje, siendo la audición la vía fundamental para poder adquirir ese sentido.
La pérdida de audición se manifiesta en diversas formas, la mayoría de los cuales pueden ser parcialmente restauradas a través de audífonos e implantes cocleares.
Los implantes cocleares, son electrodos que envían impulsos al nervio auditivo, desde donde son transmitidos al cerebro y reconocidos como sonidos.
No obstante existe una minoría de personas incapaces de percibir el sonido y ser ayudados de esa forma por carecer de cóclea o nervio auditivo funcional por lo que no pueden hacer esa conexión cerebral.
Recientemente surgió un nuevo dispositivo que sustituye las conexiones ausentes en el oído interior y debe remediar ese defecto transmitiendo la estimulación eléctrica directamente a las neuronas del tronco encefálico en sustitución del nervio ausente.
El afectado lleva un micrófono en la oreja para detectar el sonido y un procesador lo convierte en señales eléctricas que son transmitidas a un estimulador bajo la piel, que envía las señales por medio de un conducto a los electrodos implantados quirúrgicamente en el tallo encefálico.
Esto podría ser una solución para los niños sordos, después de ser sometidos a una operación quirúrgica para el implante del dispositivo que supera las conexiones ausentes en el oído interior.
Para ello el grupo de investigadores han constituido el Programa de pruebas de un implante auditivo en el tronco encefálico, conocido como ABI.
El dispositivo ABI es un paso adelante en los implantes cocleares que han permitido oír a muchos niños sordos que carecen del nervio auditivo.
Al recibir el dispositivo ABI, el niño debe oír sonidos, familiarizarse a su nuevo estatus de audición normal, posteriormente los terapeutas le enseñan a hablar.
Febrero 16 / 2015 (Diario Médico)