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Investigadores de la Universidad de Basilea, en Suiza, desarrollaron un interruptor genético controlado por el pensamiento que permite activar genes para que produzcan proteínas a voluntad, publicó la revista «Nature Communications».
Señala el investigador Martin Fussenegger que, por primera vez, se ha podido utilizar las ondas cerebrales humanas, transferirlas de forma inalámbrica a una red de genes y regular así la expresión de un gen en función del tipo de pensamiento.
El dispositivo, controlado por los pensamientos de varias personas, ha sido probado inicialmente en cultivos de células humanas y en ratones.
Los investigadores utilizaron una proteína humana fácil de detectar, la fosfatasa alcalina secretada, que se difunde desde una diminuta cámara de cultivo del implante al torrente sanguíneo del ratón.
La fuente de inspiración, según dicen, fue el juego Mindflex, salido al mercado en 2009 y que aparentemente utilizaba las ondas cerebrales para hacer levitar una pelota.
En su trabajo, los investigadores utilizaron, al igual que en el juego, un casco para medir, mediante un electroencefalograma. Las ondas cerebrales se analizan y transmiten a través de «Bluetooth» a un dispositivo que genera un campo electromagnético.
Según la ley de Faraday, ese campo electromagnético genera una corriente eléctrica, que va a una lámpara LED que emite luz en el rango del infrarrojo cercano. Esa luz pone en funcionamiento a unas células modificadas genéticamente para producir proteínas.
Para su labor, los investigadores utilizaron una tecnología reciente, la optogenética, que permite activar y desactivar células a voluntad. Cuando la luz infrarroja se enciende, una proteína sensible en las células modificadas genéticamente hace de interruptor y activa genes que desencadenan la producción de fosfatasa alcalina secretada.
Los estudiosos eligieron la luz del infrarrojo cercano pues no es perjudicial para las células humanas, puede penetrar profundamente en el tejido y permite rastrear a simple vista el funcionamiento del implante. El sistema impulsado por las ondas cerebrales funciona de manera eficiente y efectiva en cultivo de células humanas y en ratones.
De acuerdo con los científicos, en un futuro este dispositivo podría ayudar a combatir enfermedades neurológicas como los dolores de cabeza crónicos o la epilepsia.
noviembre 12/2014 (PL)
Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2014 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.