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Un estudio reciente fortalece la preocupación de algunos científicos de que unos niveles peligrosos de retardantes del fuego en los muebles y en otros productos podrían hacer daño a los niños antes de que nazcan.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cincinnati, de Canadá y de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos reportan que las sustancias químicas de los retardantes podrían penetrar en los cuerpos de las mujeres embarazadas. Esto podría aumentar el riesgo de que sus hijos sean hiperactivos y de que tengan unos coeficientes intelectuales (CI) más bajos.
Los hallazgos no prueban de forma definitiva que los retardantes del fuego provoquen los problemas. Es posible que otros factores puedan ser responsables de los CI más bajos y de las tasas más altas de hiperactividad. E incluso si hay un efecto, es pequeño a nivel individual.
Aún así, el estudio sugiere que las sustancias retardantes de fuego podrían afectar a la forma normal en que los niños se desarrollan.
«El artículo es perturbador», aseguró Steven Gilbert, director y fundador del Instituto de Neurotoxicología y Trastornos Neurológicos, que no participó en la investigación. «Estoy realmente cansado de que nuestros niños sean expuestos innecesariamente a sustancias químicas nocivas mientras hacemos poco para corregir las causas».
El problema son unas sustancias conocidas como difenil éteres polibromados, que se usan como retardantes del fuego en los muebles, cortinas, asientos de coche, televisores y otros productos. Las sustancias, que hacen que el progreso del fuego sea más lento, entran en los cuerpos de las personas, e incluso en la vida silvestre, a través del polvo y de la tierra.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, que rastrea las sustancias químicas en el océano, este tipo de retardante del fuego casi desapareció del mercado de ese país hace alrededor de una década debido a las preocupaciones que había de que eran tóxicos. Las sustancias aún pueden hallarse en televisores nuevos y en los sofás y otros muebles viejos.
En el nuevo estudio, los investigadores evaluaron a 309 mujeres embarazadas en Cincinnati entre 2003 y 2006 respecto a los niveles de las sustancias en sus cuerpos. Entonces, dieron seguimiento a los hijos de las mujeres para ver cómo les iba en varias pruebas, y ajustaron sus estadísticas para que no fueran sesgadas por las cifras altas o bajas de mujeres que pertenecían a varios tipos de categoría, como por ejemplo ricas o pobres.
El nivel de sustancias retardantes del fuego en los cuerpos de las mujeres no pareció afectar la forma en que los niños se desarrollaban física y mentalmente entre los 1 y los 3 años de edad. Pero a los 5 años, los hijos de madres con los niveles más altos de las sustancias en sus cuerpos eran más propensos a tener unos CI más bajos (en cinco puntos) y a ser más hiperactivos que otros niños.
¿Es esto importante? En el panorama general, «una reducción de 5 puntos en el CI promedio de los niños de Estados Unidos resultaría en un aumento del 57 % en los niños que tienen un CI inferior a 70 puntos», señaló el coautor del estudio, el Dr. Bruce Lanphear, profesor de ciencias de la salud de la Universidad Simon Fraser en Vancouver, Columbia Británica, Canadá. Anotó que esos niños se considerarían mentalmente discapacitados.
«También habría una disminución correspondiente en el número de niños dotados», con un CI superior a 130 puntos, dijo Lanphear.
La Dra. Maida Gálvez, profesora asociada de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai en la ciudad de Nueva York, aconseja a los consumidores a buscar muebles nuevos que incluyan la etiqueta «TB 117-2013″, que significa que cumplen con los nuevos estándares fijados por California respecto a la seguridad de los productos ante el fuego.
En cuanto a los muebles y otros productos existentes, es posible enviar muestras a los laboratorios para que los evalúen a ver si contienen retardantes del fuego. Un estudio de 2012 halló sustancias cuestionables retardantes del fuego en el 85 % de 102 sofás evaluados.
De forma alternativa, «hay medidas sencillas que todas las familias pueden tomar para reducir las exposiciones a los retardantes de fuego en casa», aseguró Gálvez. «Esto incluye limpiar el suelo y quitar el polvo con agua, ventilar la casa y lavarse las manos frecuentemente con jabón básico y agua. Esas sencillas medidas pueden reducir la exposición al polvo que podría contener sustancias retardantes del fuego».
Las investigaciones futuras se deben enfocar en los efectos de la exposición a los retardantes del fuego en los adultos y en los niños, aseguró el autor líder del estudio, el Dr. Aimin Chen, profesor asistente del departamento de salud ambiental del Colegio de Medicina de la Universidad de Cincinnati.
El estudio aparece en la edición del 28 de mayo de la revista «Environmental Health Perspectives«.
junio 8/2014 (HealthDay News)