A pesar de todo el entrenamiento, el sudor, la dedicación y el sacrificio que conlleva convertirse en un competidor olímpico, estos atletas de élite también tienden a tener una ventaja de la que carece el amante promedio de los deportes: un ADN superior. Igual que el color de los ojos o un intelecto agudo, una constelación de los genes «correctos» puede conceder a ciertos atletas una velocidad, fuerza o resistencia de primera categoría.

Pero con la llegada de la terapia genética, una tecnología que está a punto de ayudar a tratar enfermedades graves, ¿están contados los días de la «selección natural» de los súper atletas?

Expertos en genética y atletismo temen que los Juegos Olímpicos de 2012, en Londres, podrían ser los últimos sin que los competidores cuelguen sus esperanzas de una medalla de oro en el «dopaje genético» secreto, o sea la modificación de su ADN para aumentar de tamaño, hacerse más fuerte o más rápido, y que esa manipulación genética pueda algún día alcanzar al uso de sustancias ilícitas para mejorar el rendimiento.

«El dopaje genético ha estado ahí como posibilidad teórica durante los últimos dos o tres Juegos Olímpicos», aseguró el Dr. Ted Friedmann, presidente del panel de genética de la Agencia Mundial Antidopaje. «Si me pregunta cuántos años más pasarán antes de que lo hagan, diría que muchos. ¿Pero cuántos años pasarán antes de que algún idiota haga algo estúpido? Podría ser mañana», añadió.

«La tecnología está lista para el abuso por parte de personas mal capacitadas», explicó Friedmann, quien también es director del Centro de Genética Molecular de la Universidad de California, en San Diego. «Las probabilidades de efectividad si se hace mediante los métodos actuales son casi nulas».

Según un artículo que aparece en la revista Nature, se han asociado más de 200 variantes genéticas con la destreza atlética, entre ellas una variante del gen ACE relacionado con la resistencia y una copia alternativa del gen ACTN3 (llamado el «gen de la velocidad») que se ha hallado en casi todos los velocistas olímpicos de sexo masculino que se han evaluado.

Si bien la terapia genética terapéutica (como inyectar ADN en el músculo o el hueso para cambiar la conformación genética de una persona, o crear proteínas para que infiltren el tejido o la sangre) todavía conlleva demasiados efectos secundarios para ser usada ampliamente, ya existen casos de dopaje en que la proteína (en lugar del gen que la codifica) se toma para mejorar el rendimiento, señaló la Dra. Kathryn North, una investigadora australiana cuyo estudio de 2010 sobre el gen ACTN3 ayudó a establecer su vínculo con los velocistas y los atletas de alto rendimiento.

Los ejemplos incluyen la manipulación del gen EPO, que aumenta los niveles de hemoglobina, aumentando la capacidad de la sangre de portar oxígeno, apuntó. El atleta finlandés Eero Mantyranta, ganador de siete medallas olímpicas en esquí de fondo, porta esa mutación de forma natural, lo que eleva su capacidad de oxigenación en 25 a 50 % , según el artículo de Nature (doi:10.1038/487297a) .

Las pruebas para detectar el dopaje genético todavía están en desarrollo, y no están listas para el protagonismo, pero aparentemente esas proteínas delincuentes ya pueden ser detectadas.

«El dopaje genético todavía no es una realidad, pero la tecnología para detectar ese dopaje evolucionará junto con las técnicas para usar mal las nuevas tecnologías genéticas», señaló North, directora del Instituto de Investigación en Neurociencia y los Músculos del Hospital Pediátrico de Westmead, en Australia.

De hecho, hay un aire generalizado de inevitabilidad sobre el dopaje genético, aunque por el momento las autoridades olímpicas se concentrarán en las 4500 pruebas ya disponibles para sustancias prohibidas en sus esfuerzos porque los juegos de 2012 sean limpios.

Robert Kersey, director del Programa de Educación en Entrenamiento Atlético de la Universidad Estatal de California en Fullerton, predijo que la presión por ganar, en conjunto con la presión monetaria de los patrocinadores corporativos, se combinará para que el dopaje genético sea irresistible para algunos atletas de primera categoría.

«Los humanos son ambiciosos, y si hay una forma de ganar dinero, las personas están dispuestas a tomar riesgos», señaló Kersey, quien también es profesor de kinesiología. «Todos los involucrados tienen la oportunidad de ganar dinero o fama… nunca se convencerá a todo el que desea ganar una medalla de oro de que no debe violar las reglas si creen que tienen una oportunidad real de ganar».

Pero North y Friedmann apuntaron que simplemente tener un gen favorable (ya sea para el atletismo u otro rasgo) no garantiza que el gen se expresará de la forma deseada. Una combinación específica de muchas variantes genéticas, además del entrenamiento, el ambiente y la actitud «realmente conforman el complejo genotipo del atleta de élite», aseguró North.

Friedmann añadió que «los genes funcionan dentro de un conjunto de interacciones enormemente complejas, y ningún gen funciona solo. Si se tiene un gen de velocidad o resistencia, todos los demás genes que se portan que (ayudan) o desayudan afectarán la forman en que el gen ese expresa».
julio 26/2012 (Medlineplus)

Juan Enriquez, Steve Gullans.Olympics: Genetically enhanced Olympics are coming.Nature 487, 297; 19 Jul 2012

agosto 3, 2012 | Dra. María T. Oliva Roselló | Filed under: Compuestos Químicos y Drogas, Medicina Deportiva | Etiquetas: , , , |

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