Un único trauma crebral de moderado a grave es suficiente para interrumpir la acción de las proteínas que regulan una de las enzimas cuya expresión se asocia con la enfermedad de Alzheimer. De esta forma se ha trazado la relación entre trauma y la enfermedad neurológica.

«El traumatismo craneoencefálico es uno de los factores de riesgo exógenos más claros en enfermedad de Alzheimer. Un traumatismo grave puede alterar la regulación de la enzima BACE1. La elevación de los niveles de esa enzima puede conducir a su vez a un aumento en los de la proteína beta amiloide, clave en el origen de la enfermedad de Alzheimer y de otras demencias». Es la principal conclusión de Kendall Walker, del Departamento de Neurociencias en la Universidad Tufts (Boston) y primer firmante del trabajo que ha establecido el mecanismo molecular de esta relación, que se publica en The Journal of Neuroscience (DOI: 10.1523/ jneurosci.5491-11.2012).

El trabajo ha empleado muestras post-mortem de pacientes con alzhéimer y también modelos de ratones vivos. En los animales, los científicos constataron que en la fase aguda tras el traumatismo craneoencefálico (dos días), los niveles de las proteínas intracelulares GGA1 y GGA3 disminuían y en cambio aumentaban los de la enzima BACE1.

En el análisis de las muestras cerebrales post-mortem, se encontró también esta pauta: reducción de los niveles de GGA1 y GGA3 y aumento de BACE1, al compararse con los de los cerebros de sujetos que no sufrieron alzhéimer.

Un experimento adicional, que se sirvió de un modelo murino modificado genéticamente para expresar niveles reducidos de GGA3, desveló que a la semana tras el trauma cerebral los niveles de BACE1 y de beta amiloide se mantenían elevados, incluso cuando los de GGA1 habían vuelto a su cantidad normal. Los científicos sugieren que es la merma en los niveles de GGA3 la que explica el aumento de BACE1 y, con ello, de la producción de beta amiloide que se observa en la fase subaguda (siete días tras el trauma).

«Hemos hallado que GGA1 y GGA3 actúan de forma sinérgica para regular a BACE1 en la lesión postraumática. La identificación de esta interacción proporciona una posible diana farmacológica, con la que se regularían los niveles de la enzima BACE1 y se reducirían los depósitos de beta amiloide en los pacientes con alzhéimer», afirman los autores, que continuarán la investigación con nuevas muestras cerebrales de autopsias de pacientes con traumatismo craneoencefálico para confirmar los hallazgos.
julio 24/2012 (Diario Médico)
La editora recomienda:

New Research Determines How a Single Brain Trauma May Lead to Alzheimer’s Disease.

Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo del artículo a través de Hinari.

Walker KR, Kang EL, Whalen MJ, Shen Y, Tesco G. Depletion of GGA1 and GGA3 mediates post-injury elevation of BACE1. The Journal of Neuroscience, julio 25/2012.

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