Las técnicas quirúrgicas para corregir alteraciones en la cadera del adulto joven se perfeccionan con pequeñas variantes y con la optimización de las herramientas, según lo expuesto en unas jornadas específicas.

La cirugía de cadera en el adulto joven, en concreto para tratar el choque femoroacetabular y la displasia, tiene resultados satisfactorios a medio plazo, como se ha puesto de manifiesto en las VII Jornadas Internacionales de Cirugía de Cadera de Adulto Joven, organizadas por el Hospital Universitario Infanta Leonor, en Vallecas (Madrid), y dirigidas por el traumatólogo Oliver Marín Peña. En esos buenos resultados influye el perfeccionamiento de las técnicas quirúrgicas, que avanzan en detalles pequeños pero sustanciales. Buena muestra de ello han sido las dos cirugías en directo efectuadas en estas jornadas.

La primera, una artroscopia de cadera sobre un paciente joven, deportista profesional, que presentaba un choque femoracetabular fue llevada a cabo por Bryan T. Kelly, del Hospital for Special Surgery (HSS), en Nueva York. Kelly expuso una técnica personal en la forma de afrontar la reparación de las lesiones del labrum acetabular, que además de optimizar la curva de aprendizaje, acorta el tiempo de intervención y permite una recuperación más rápida en estos pacientes. El cirujano estadounidense empleó un sistema instrumental que estará pronto en España, con el que se facilitan algunos de los pasos de la cirugía.

Y otro botón de muestra de los avances técnicos ha sido la cirugía a cargo de Claudio Mella, especialista de la Clínica Alemana, en Santiago de Chile, y que realizó en una artroscopia de cadera en una mujer con choque femoracetabular tipo pincer, una forma que suele aparecer con más frecuencia entre las mujeres.

Prótesis polémicas
En cuanto a la cirugía protésica, para el director de las jornadas, Oliver Marín, su éxito depende de la selección de los pacientes para cada tipo de implante, lo que ha cobrado especial relevancia en los últimos meses a la luz de los problemas surgidos con determinados modelos de prótesis.

Marín ha recordado que los problemas se han registrado en un modelo concreto, de entre más de una docena, de prótesis de superficie metal on metal (MOM) y que en el resto de modelos no se han detectado irregularidades. No obstante, el cirujano ha recalcado la necesidad de realizar un seguimiento de estos pacientes: «Sea cual sea la prótesis empleada, deben revisarse al menos una vez al año». Además, ha incidido en la importancia de acotar la indicación y el tipo de prótesis en cada caso. El paciente idóneo para las prótesis de superficie MOM sería, según lo consensuado en las jornadas, «un varón, menor de 65 años, sin mucha deformidad -con lo que se excluyen los casos de displasia- y en el que no haya una alteración de la longitud de la pierna muy grande».

No obstante, el impacto social y mediático de las prótesis fallidas, mayor en países como Reino Unido donde se empleaban más, ha llevado a incluir en el encuentro una mesa sobre el consentimiento informado de la artroplastia total de cadera, donde se ha debatido sobre lo que debe reflejar un consentimiento correcto para evitar la indefensión legal del médico.

Ciertas variantes introducidas por cirujanos expertos en estos procedimientos permiten acortar el tiempo de intervención y de recuperación

Recomendaciones
Con todo, Marín ha recordado que en la Sociedad Española de Cirugía de Cadera (Secca), presidida por Antoni Coscujuela, también participante en el encuentro, se ha expuesto una serie de recomendaciones para los cirujanos sobre el procedimiento que deben seguir en los pacientes tratados con las prótesis metal-metal, para detectar las eventuales complicaciones a tiempo.

Las jornadas, un año más avaladas por la Federación Europea de Asociaciones de Traumatología (Efort), también han abordado el papel actual de los vástagos cortos, incluidos los de cuello modular, y de las técnicas de cirugía mínimamente invasiva con prótesis convencionales; procedimientos que favorecen la recuperación, la movilidad posquirúrgica y la disponibilidad de remanente óseo de cara a futuros reemplazos.

Por otra parte, en uno de los debates de las jornadas se ha comentado la idoneidad de retomar de forma multicéntrica un estudio prospectivo sobre los resultados de la cirugía del choque femoroacetabular; el trabajo constituiría el primer registro español sobre este tipo de intervención.

Resulta lógico considerar que los parámetros de seguimiento en un paciente con cirugía de cadera no son los mismos para un joven que para un anciano, al igual que las expectativas de estos pacientes tampoco suelen coincidir. De ahí la necesidad de revisar la valoración de resultados tras la cirugía conservadora.

Sobre ello ha discurrido una de las mesas de las jornadas internacionales sobre cirugía de cadera celebradas en el Hospital Infanta Leonor (Madrid). El cirujano ortopédico de este hospital y director del curso, Oliver Marín, ha explicado que «las escalas de valoración de resultados diseñadas específicamente para pacientes jóvenes pueden cambiar completamente los parámetros de medición que se habían establecido para enfermos de mayor edad.

Tras revisar los sistemas de valoración para pacientes jóvenes, hemos concluido que las escalas NAHS (Non Arthritic Hip Score) y HOS (Hip Outcome Score) son las que nos dan una información más completa y adecuada en estos pacientes».
abril 17/2012 (Diario Médico)

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