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Factores ambientales, sobre todo el bajo peso al nacer, contribuyen al riesgo de sufrir un desorden del espectro autista (ASD), un grave trastorno del desarrollo que afecta aproximadamente a uno de cada cien niños.
Si bien la base genética del autismo se considera bien establecida, la importancia de los factores ambientales está siendo considerada en forma creciente por una nueva serie de estudios que analizan la aparición de esta alteración.
Una nueva investigación realizada en «gemelos discordantes» -de los cuales uno sufre autismo y el otro no- encontró que el peso al nacer es un fuerte indicador de ASD, dijo Molly Losh, una experta de la Northwestern University de Estados Unidos.
Losh, principal autora de un estudio que será publicado por la revista Psychological Medicine, explicó que estudios previos realizados en gemelos mostraron que cuando uno de ellos tiene ASD el otro tiene muchas mayores probabilidades de tenerlo también.
«Como los gemelos comparten virtualmente el 100% de sus genes, hay una fuerte evidencia del papel de la genética en el autismo», indicó la investigadora.
Sin embargo, precisó, «no hay un 100% de casos en que el ASD afecta a ambos gemelos idénticos».
El hecho de que solo uno de los gemelos sufra autismo y el otro no sugiere «que los factores ambientales deben desempeñar un papel, independientemente o en interacción con el riesgo genético».
Y como el autismo -dijo Losh- es un desorden del desarrollo que impacta temprano en la evolución del cerebro, «cabe pensar que los factores ambientales prenatales y perinatales deben ser de particular importancia».
Los investigadores descubrieron que el bajo peso al nacer más que triplicó el riesgo de autismo en pares de gemelos en los que uno tenía ASD y el otro no.
Siguiendo una metodología particular para el control de los factores ambientales y genéticos compartidos, hallaron que el riesgo de un desorden del espectro autista aumentaba 13% por cada 100 gramos menos en el peso al nacer.
Las misteriosas causas del autismo son objeto de fuertes polémicas entre científicos y familias con hijos que sufren el problema: a lo largo de los años, fueron culpadas desde las madres supuestamente poco afectuosas hasta ciertos tipos de vacunas.
Losh y sus colegas sumaron así conclusiones a los estudios que llaman a considerar la interacción de factores ambientales con los genéticos, pero advirtieron que los resultados de investigaciones en gemelos no deben trasladarse a los partos singulares, ya que en ambos casos difieren las condiciones prenatales y perinatales.
El estudio de la especialista de la Northwestern University fue realizado sobre 3725 pares de gemelos registrados por el Instituto Karolinska de Suecia, y los «gemelos discordantes» estudiados tenían más de 400 gramos de diferencia en el peso al nacer.
enero 22/2012 (ANSA)
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