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La inteligencia está vinculada en un 40 % a la genética y el resto está asociado a los hábitos de vida saludables en que se desarrolla la vida, demuestran científicos en una reciente investigación.
El estudio, publicado en la revista especializada Nature (doi:10.1038/nature10781 ), destaca cómo las posibilidades de supervivencia de una persona tienen relación con su grado de inteligencia.
A esto se suma el contexto en que desarrolla su vida, o sea, su forma de alimentación, la educación de los padres y la escolaridad, explicó Peter Visscher, autor principal y especialista en genética de la Universidad australiana de Queensland.
Unas dos mil personas participaron en el ensayo, a quienes se les evaluó el coeficiente intelectual a lo largo de toda su vida, desde los inicios de la adolescencia hasta la llegada de la tercera edad.
También evaluaron muestras genéticas y cuantificaron el papel de esas secuencias en los cambios de la inteligencia a medida que el ser humano envejece.
La mayoría de las personas con inteligencia promedio en la infancia elevaron su coeficiente en la etapa adulta, señalan los especialistas en su artículo.
Mientras que aquellas con índices por debajo de la media al inicio de su vida mantuvieron ese promedio en la vejez, destacan.
Para Visscher, los resultados de este estudio se podrán aplicar en la identificación de factores asociados al deterioro mental de los ancianos, lo que podría ayudar a entender mejor enfermedades como el alzhéimer, una de las patologías neurodegerativas más devastadoras para el ser humano.
Enero 19/2012 Washington, (PL)
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Ian J. Deary, Jian Yang, Gail Davies, Sarah E. Harris, Albert Tenesa, Peter M. Visscher. Genetic contributions to stability and change in intelligence from childhood to old age. Publicado en Nature. Enero 18/2012
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