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Las personas que han donado parte de su hígado para un trasplante pueden experimentar complicaciones físicas y psicológicas años después de la operación, según un estudio alemán.
Casi la mitad de los 83 donantes de hígado encuestados referían desde dolores y problemas digestivos hasta depresión en los tres o más años después de la operación, indicó el estudio publicado en el Annals of Sugery (doi: 10.1097/SLA.0b013e318235dd6b).
En un trasplante de hígado de un donante vivo, un equipo de cirujanos elimina un lóbulo del hígado del donante y lo implanta en el beneficiario. La parte restante del hígado del donante se regenera hasta llegar a su tamaño normal en un periodo de dos meses.
«Hay un riesgo de algunas dolencias a largo plazo, que pueden ser potencialmente controlables mediante la modificación de las pruebas diagnósticas, la mejora de las técnicas quirúrgicas y un seguimiento exhaustivo de los donantes en los centros de trasplante», dijo Georgios Sotiropoulos, autor y profesor en el Hospital Universitario Essen en Alemania.
Cirujanos de trasplantes dicen que preferirían no poner a una persona sana en riesgo, pero que no hay suficientes órganos disponibles para proporcionar hígados a todos los que lo necesitan.
Los órganos de donantes vivos también tienen algunas ventajas sobre los de un cadáver, porque la donación puede ocurrir en el mejor momento para el destinatario.
El promedio de edad de los donantes en el estudio alemán era de 36 años y su duración promedio desde la donación era de seis años.
En el estudio, el 31% de los donantes se quejó de tener diarrea o intolerancia a los alimentos grasos y un 10% de reflujo gastroesofágico. Un pequeño número de donantes tuvo incomodidad en la cicatriz o en las costillas. Tres donantes registraron episodios de depresión severa, dos requirieron hospitalización y en uno se exacerbó la psoriasis existente.
A pesar de que el estudio no tuvo un grupo de control, sus resultados coinciden con estudios anteriores, dijo Jean Emond, vicepresidente del Departamento de Cirugía y director del centro de trasplantes del Hospital de New York Presbyterian/Columbia.
«Creo que las conclusiones son cautelosas y razonables. Tenemos que estar muy atentos a estas personas, es necesario que exista un apoyo psicológico antes y después del procedimiento».
En Estados Unidos se han realizado unas 4500 donaciones de hígado por donantes vivos desde la primera operación de este tipo en 1989, según la base de datos de trasplantes nacionales.
Las primeras de estas donaciones se hicieron a niños, que necesitan una parte más pequeña del hígado del donante.
Emond, que asistió al primer trasplante de hígado, dijo que el riesgo de muertes tras la donación de una gran parte de hígado es de uno entre 1000.
Noviembre 8/2011 (Reuters)
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Sotiropoulos Georgios C, Radtke Arnold, Molmenti Ernesto P, Schroeder Tobias, Baba Hideo A, Frilling, Andrea, et. al. Long-Term Follow-Up After Right Hepatectomy for Adult Living Donation and Attitudes Toward the Procedure. Annals of Surgery. 254(5): 694-701, Noviembre 2011.