Un estudio sugiere que las madres que amamantan durante el período recomendado tendrían algo menos de riesgo de desarrollar hipertensión arterial.

El resultado, que surge de una investigación sobre enfermeras de Estados Unidos, no prueba que la lactancia controle la presión, pero se suma a las pruebas de que sus efectos no beneficiarían solo a los bebés.

Se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del bebé y, recién entonces, combinarla con alimentos sólidos hasta el año de vida.

La lactancia protege a los bebés de ciertas enfermedades, como la diarrea y las infecciones del oído medio, pero también hay evidencia de que reduciría el riesgo de que las mujeres desarrollen algunos problemas de salud, como la diabetes mellitus, la hipercolesterolemia y la enfermedad cardíaca.

En el nuevo estudio, los autores analizaron la correlación entre la lactancia y el riesgo materno de desarrollar hipertensión arterial en unas 56 000 mujeres estadounidenses que participan del ensayo Nurses’ Health Study II. Todas habían tenido por lo menos un bebé.

En general, las que habían optado por la lactancia exclusiva durante por lo menos los seis primeros meses de vida del bebé fueron menos propensas a desarrollar hipertensión en 14 años que las que habían elegido utilizar el biberón.

A unas 8 900 mujeres se les diagnosticó hipertensión. Pero esa posibilidad fue un 22% más alta en las que no habían amamantado a su primer hijo que en las que sí lo habían hecho.

Y las mujeres que nunca habían amamantado o lo habían hecho durante tres meses o menos fueron casi un cuarto más propensas a desarrollar hipertensión que las que habían amamantado durante por lo menos un año. Y todo aún tras considerar factores como la dieta, el ejercicio y el tabaquismo.

Nada de esto prueba que la lactancia proteja de la hipertensión, según concluyó la autora principal del estudio, doctora Alison M. Stuebe, de la University of North Carolina, en Chapel Hill.

Pero es posible que así sea, dijo Stuebe, ya que estudios con animales revelaron que la hormona oxitocina, que está asociada con la lactancia, tiene efectos duraderos en la presión sanguínea.

Además, se sabe que las mujeres suelen tener reducciones pasajeras de los valores de presión inmediatamente después de amamantar.

Si se comprueba esta protección de la lactancia materna, el equipo de Stuebe estima que el 12% de los casos de hipertensión arterial en mujeres con hijos podría estar asociado con la lactancia «subóptima».

La autora dijo que «si la relación es causal, eliminar las barreras de la lactancia podría marcar una diferencia en la salud femenina a futuro».

Por ahora, Stuebe señaló que una forma de ayudar a las mujeres es enseñarles cómo alimentar a sus hijos adecuadamente desde el hospital.

La Organización Mundial de la Salud promueve que los hospitales tomen ciertas medidas «amigables con los recién nacidos» que mejoren la lactancia materna, como no alimentarlos con otra comida que no sea la leche de la madre, evitar el chupete y dejar que la madre y el bebé estén juntos las 24 horas.
noviembre 6/2011 (medline)

Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo del artículo a través de Hinari.

Alison M. Stuebe, Eleanor B. Schwarz, Karen Grewen, Janet W. Rich-Edwards, Karin B. Michels, E. Michael Foster, et. al.. Duration of Lactation and Incidence of Maternal Hypertension: A Longitudinal Cohort Study. Am. J. Epidemiol. (2011) 174(10): 1147-1158, publicado en versión preliminar octubre 12/ 2011. doi:10.1093/aje/kwr227

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