En los últimos años, el consumo de plantas medicinales ha experimentado un notable incremento. Algunos estudios han puesto de manifiesto que uno de cada cinco pacientes que está en tratamiento con medicamentos consume a la vez hierbas medicinales.

Pero no están exentas de efectos secundarios y son posibles las interacciones entre los efectos de los fármacos y las plantas. Por esta razón, es necesario que tanto los consumidores como los profesionales sanitarios estén alerta respecto a esta posibilidad, que puede comportar un riesgo para la salud.

A menudo, se cree que las plantas medicinales no causan efectos perjudiciales. Se consideran \»productos naturales\» y muchas personas las consumen en sustitución de medicamentos porque piensan que carecen de efectos secundarios. El hecho de que se empleen desde la antigüedad y que puedan adquirirse sin receta, incluso en grandes almacenes, favorece que se estimen inofensivas y que se utilicen sin tener en cuenta los posibles riesgos y efectos.

No obstante, esta idea es del todo errónea. Al igual que las plantas contienen principios activos que pueden mejorar ciertos problemas de salud, estas mismas sustancias pueden resultar perjudiciales. Además, cabe la posibilidad de que hierbas y medicamentos compartan los mismos principios activos.

Algunos de los problemas del consumo de plantas se relacionan con la confusión con otra especie por identificación errónea o por contaminación del producto, ya sea con microorganismos o con productos químicos. Por otra parte, también son posibles variaciones en el contenido de los principios activos según la zona geográfica, la estación en que se haya recolectado la planta o la parte que se use. Igual que en los medicamentos, pueden provocar intoxicaciones y reacciones alérgicas.

Con frecuencia, el consumo de hierbas se solapa con el del medicamento usado para el mismo problema de salud o para otro distinto. En este caso, los elementos activos de la planta pueden interaccionar con el fármaco y causar variaciones en su efecto. Puede afectar tanto a la absorción del fármaco como a su distribución, metabolismo o excreción. En cuanto a la absorción de medicamentos, cuando hay una interacción, las hierbas medicinales reducen los niveles del fármaco, con lo que disminuye su actividad terapéutica.

Otro aspecto que se debe considerar es que muchas tienen efectos laxantes y provocan una disminución en la absorción de determinados elementos, como el calcio, el hierro, el litio o los anticoagulantes orales. También pueden alterar el pH y la motilidad digestiva y favorecer la formación de complejos no absorbibles.

Los elementos de la planta pueden interaccionar con el fármaco y provocar cambios en su absorción, distribución, metabolismo o excreción

Las plantas medicinales pueden provocar que el fármaco quede libre en la sangre y se modifique su distribución, es decir, el transporte del fármaco en la sangre hasta el punto donde ejerce su acción. Una de las interacciones más importantes se registra en el metabolismo del fármaco. Sería el caso del hipérico, un inductor del citocromo P450, clave en la metabolización de muchas sustancias. Por otra parte, hierbas con propiedades diuréticas podrían interferir con fármacos de eliminación renal.

También pueden desarrollarse efectos aditivos y potenciadores entre medicamentos y plantas. Esto sucede en las hierbas con propiedades sedantes o hipotensoras, que podrían incrementar la acción de fármacos con estas características. De nuevo, el hipérico, por sus propiedades antidepresivas, puede interaccionar con algunos fármacos antidepresivos con los que comparte similar mecanismo de acción.

Se debe permanecer alerta ante el consumo de plantas, sobre todo, cuando se solapa con el de ciertos medicamentos con potencial para provocar interacciones clínicas relevantes, como los anticoagulantes, los medicamentos usados para la epilepsia, los fármacos para el sida e inmunosupresores, entre otros. De igual forma, estas interacciones pueden tener una gran trascendencia clínica en enfermedades graves o en personas con insuficiencia hepática o renal, así como en pacientes polimedicados, en quienes las probabilidades de una interacción aumentan de manera considerable. En este caso, los ancianos tendrían una mayor susceptibilidad de sufrirlas.

Medicamentos y plantas de consumo frecuente

* Ajo, Angélica, Sauce blanco: potencian los efectos de fármacos anticoagulantes y aspirina, de manera que pueden provocar sangrados.
* Cáscara sagrada: interfiere en la absorción intestinal de fármacos y puede disminuir su efectividad.
* Espino blanco: potencia el efecto de algunos fármacos en pacientes cardiópatas (digoxina) y puede provocar intoxicaciones por incremento de sus efectos.
* Gingseng: potencia los efectos de anticoagulantes y aspirina y puede provocar sangrados. Potencia los efectos de los antidiabéticos orales, con las consiguientes hipoglucemias. Interfiere con algunos antidepresivos y puede causar efectos maniacos.
* Ginkgo biloba: potencia los efectos de anticoagulantes y aspirina y puede provocar sangrados. Puede potenciar los efectos de algunos antidepresivos.
* Goma guar: disminuye el efecto de algunos antidiabéticos.
* Hipérico: interfiere con medicamentos antidepresivos. Puede provocar somnolencia. Disminuye la concentración plasmática de muchos fármacos al interferir con su metabolización.
* Regaliz: puede interferir con los corticoides.
* Salvia: potencia los efectos de anticoagulantes.
* Valeriana: potencia los efectos de los sedantes.
* Zaragatona: interfiere en la absorción de algunos compuestos (hierro, calcio, vitaminas…).

El consumo de plantas medicinales es una práctica habitual que, en los últimos años, ha aumentado. No obstante, España aún continúa rezagada con respecto a otros países, como Alemania y Francia, donde la fitoterapia está incluida en los listados de medicinas de sus sistemas de salud.

Estudios en España estiman que alrededor de un 30% de la población las consume de forma habitual. Sin embargo, dos estudios en Cataluña confirmaron que las consumía hasta un 50%. Según un informe del 2007 por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia, cada ciudadano gasta una media de cinco euros al año en estos productos. En este estudio también se constató que 3 de cada 4 consumidores son mujeres y que las personas de mediana edad prevalecen sobre los más jóvenes.

Por otra parte, la mayoría de las personas que las utilizan reconocen que siguen una tradición familiar y que en su entorno también se consumen. Una gran proporción las adquiere de forma usual en herbolarios y la mayoría de los consumidores se muestran entre \»bastante\» y \»muy\» satisfechos de la eficacia de estos productos.

Por lo general, las hierbas medicinales se utilizan para remediar alteraciones de salud poco relevantes o como tratamiento preventivo, aunque en algunos casos puedan usarse para cuestiones de mayor importancia. Con frecuencia se busca solución a ciertas afecciones para las cuales la medicina convencional tiene menos recursos. Sería el caso de quienes pretenden adelgazar o buscan efectos estimulantes. Los problemas de salud que con más frecuencia se tratan con la fitoterapia son los digestivos (estreñimiento y problemas de digestión), la ansiedad, el insomnio y los problemas de sobrepeso.

Las especies vegetales medicinales más consumidas en España son: el eucalipto, la manzanilla, el té, la hierbabuena, el regaliz, la salvia, el sen, la tila, la valeriana, el anís verde, el poleo, el boldo, el ginseng, la cáscara sagrada y el ginko-biloba.
abril  29/2011 (Diario Salud)

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