Aunque la reparación percutánea es menos eficaz para reducir la regurgitación mitral que la cirugía convencional, el procedimiento se asocia con mayor seguridad y similar pronóstico clínico, según los datos del estudio Everest II que se han presentado en la Reunión Anual del Colegio Americano de Cardiología, que se está celebrando en Nueva Orleans, y cuyos resultados fueron publicados con anticipación en The New England Journal of Medicine  (DOI:10.1056/NEJMoa1009355) para que coincidieran con su presentación en la citada reunión.En la reparación de la válvula mitral se deben considerar los procedimientos percutáneos que implican la implantación de un pequeño dispositivo para aproximar las valvas que originan la regurgitación.

Para el citado estudio, coordinado por Laura Mauri, del Instituto de Investigación Clínica de la Universidad de Harvard, en Boston, se seleccionaron de forma aleatoria a 279 pacientes con regurgitación mitral moderada o grave (grados 3 ó 4) para someterlos a una reparación percutánea o convencional o para reemplazo de la válvula mitral.

Los primeros objetivos a evaluar en el ensayo fueron la eficacia libre de mortalidad, la disfunción de la válvula mitral desde la cirugía y la regurgitación a los 12 meses. También se midió la seguridad y la ausencia de efectos adversos graves a los 30 días.

A los doce meses, la eficacia fue del 55% en el grupo de reparación percutánea y del 73% en el de cirugía. En cuanto a los otros parámetros estudiados, los resultados fueron:  mortalidad, el 6% en los dos grupos estudiados; disfunción de la válvula mitral, el 20% y el 2% , y el grado de regurgitación, del 21% y el 20% respectivamente.

El porcentaje de efectos adversos fue mucho menor en el grupo de reparación percutánea: 15% al 48% en el grupo de cirugía. A los 12 meses, los dos grupos mejoraron en el tamaño del ventrículo izquierdo y en la funcionalidad, teniendo en cuenta la escala de la Asociación del Corazón de Nueva York y en la calidad de vida.

En un editorial que acompaña el estudio, Catherine Otto y Edward Verrier, de la Universidad de Washington, en Seattle, comentan que  se deben considerar los clips mitrales, pero hay que tener en cuenta las diferentes opciones para ver cuál es la más adecuada para cada paciente. Por eso, las recomendaciones se deben basar en la documentación de la disfunción grave de la válvula y las indicaciones de la intervención, teniendo en cuenta los riesgos específicos.

No hay que olvidar que el objetivo principal es que el paciente se sienta bien y que viva más. Para ello, se deben asegurar los beneficios a largo plazo y no confundirlos con los que se obtienen de forma inmediata.

En tal sentido, tanto Otto como Verrier son partidarios de llevar a cabo ensayos clínicos que incluyan un número mayor de pacientes, y cuyos resultados ayuden a tomar decisiones en cuanto a la conveniencia de establecer el procedimiento más adecuado.
Abril 5, 2011 Diario Médico

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