En la zona de los Andes, en pequeñas aldeas de dos provincias del sur, Loja y Oro, en Ecuador, los científicos han encontrado una población que padece una mutación genética que evita que el cuerpo utilice la hormona del crecimiento.En esos lugares viven individuos que presentan la mutación y otras que no, con tamaño normal; pero en una familia de ocho personas se pueden encontrar dos o tres casos con esa mutación.
Zvi Laron, pediatra y endocrinólogo israelí, describió la enfermedad, caracterizada por tres factores: una forma de enanismo con miembros bien proporcionados, rasgos faciales peculiares y niveles plasmáticos elevados de la hormona del crecimiento. Desde entonces, la enfermedad es conocida como el síndrome de Laron.
Los investigadores siguieron la pista a la salud de 99 ecuatorianos que tienen el llamado síndrome de Laron. La mayoría de ellos mide menos de 1,21 metros de estatura. Eso altera la actividad de otras hormonas, incluido el factor de crecimiento o IGF-1, sustancia similar a la insulina que podría ser manipulada para alargar la expectativa de vida. Así, los científicos se interesaron en las personas con síndrome de Laron.
Durante 22 años, esta población no padeció diabetes mellitus y solo hubo un caso de cáncer no letal, reportaron el endocrinólogo ecuatoriano Jaime Guevara Aguirre y el biólogo celular Valter Longo, de la Universidad del Sur de California. Su investigación aparece en la revista Science Translational Medicine (DOI: 10.1126/scitranslmed.3001845).
La ausencia de diabetes mellitus fue auténtica, a pesar de que la población con síndrome de Laron tiende a ser más robusta que otros ecuatorianos, y el sobrepeso incrementa el riesgo de desarrollar la enfermedad endocrina. Pero al contrario, 1600 familiares del grupo que sí tienen estatura normal y que viven en los mismos poblados experimentaron tasas típicas de esas enfermedades en Ecuador: 5% desarrolló diabetes mellitus y 17% padeció de cáncer. Sin embargo, los pacientes con Laron no vivieron más que sus familiares altos porque presentan una tendencia a morir por abuso de sustancias o accidentes. \»El estudio no incluyó las evaluaciones psicológicas que podrían haber ayudado a explicar la diferencia\», explicó Longo.
Los científicos, en la búsqueda de la causa por la cual este grupo de personas no desarrollara cáncer ni diabetes mellitus, analizaron la expresión genética. Descubrieron que las personas con la mutación del gen GHR presentan menores niveles del factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1) y concentraciones muy bajas de insulina. Además, cuando están estresados sus células tienden a autodestruirse en lugar de acumular daño al ADN. Esas características en otras investigaciones las relacionaron con la longevidad en organismos menores como la levadura, las lombrices o los ratones.
Esta investigación asienta las bases para nuevos enfoques en la producción de medicamentos contra el cáncer o la diabetes mellitus.
El próximo paso será examinar si hay maneras seguras de utilizar medicamentos para bloquear la actividad de la hormona de crecimiento, de manera que pueda proteger contra enfermedades que suelen aparecer cuando uno envejece, pero ese estudio tomará años.
Washington, febrero 17/2011 (AP)

NOTA: Los lectores del dominio *sld.cu tienen acceso al artículo completo a través de Hinari, en la edición del 16 de febrero del 2011: 70ra13, de la revista.

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