Las secuelas del asedio sexual varían de los niños a las niñas, ya que los varones pueden sufrir problemas cognitivos, según un estudio de investigadores de la brasileña Universidad de Sao Paulo (USP) del que informó este centro académico.Las niñas pueden desarrollar secuelas graves como desórdenes alimentarios e hipersexualidad, lo que puede conducir a la prostitución, pero nunca llegan a dudar de su opción sexual ni de su feminidad, según lainvestigación del Núcleo Forense del Instituto de Psiquiatría de la USP.
Los adolescentes de sexo masculino que fueron víctimas de asedio sexual en la infancia, en cambio, pueden sufrir problemas como déficit de memoria y distorsión de la realidad.
Ese tipo de secuelas cognitivas, además, puede llevarlos a la práctica del abuso sexual y de la violación.
Los autores del estudio analizaron 26 adolescentes de entre 16 y 18 años que fueron víctimas de asedio sexual cuando tenían entre 4 y 9 años de edad. Seis buscaron ayuda voluntariamente en el Instituto y los otros veinte habían sido arrestados por su comportamiento.
\»El déficit de memoria y la distorsión de la realidad están vinculados\», explica la psicóloga Mery Candido de Oliveira, responsable por la investigación.
Según la especialista, la sensación de amenaza que el niño siente ante la inminencia de asedio sexual provoca una actividad constante en la amígdala cerebral que acelera las actividades del eje HHS (las regiones responsables por la producción de hormonas: hipófisis, hipotálamo y suprarrenal).
Esa situación genera un estado de estrés inesperado que perjudica la captación y el archivo de las informaciones en el cerebro, agrega De Oliveira.
\»Hay olores, escenas y momentos que quedan grabados en la memoria de la víctima de abusos de forma distorsionada. Uno de esos estímulos puede remitir al abuso sexual sufrido y eso hace con que la amígdala cerebral trabaje por encima de lo normal y comprometa capacidades cognitivas\», agregó.
En su trabajo la investigadora evaluó la memoria, el estrés, la impulsividad y otros factores de la personalidad de los adolescentes, como: vulnerabilidad, depresión, ansiedad y desajuste psicosocial, así como su vida sexual.
De los seis jóvenes que buscaron ayuda voluntaria en el Instituto, cuatro admitieron que ya abusaban sexualmente de niños, con lo que habían cambiado el papel de víctima para el de agresor.
Otro tenía dudas sobre su sexualidad y el último no tenía ningún interés por el sexo.
De los que estaban recluidos para tratamiento, un 48% ya se habían transformado en abusadores y un 2% en violadores.
Según la psicóloga, los jóvenes abusadores presentan personalidad infantil e inmadura y gran parte tiene graves problemas sociales.

Río de Janeiro, octubre 9/2010 (Xinhua)

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