Un estudio reciente señala que los médicos en Estados Unidos presentan grandes diferencias en la manera como eligen abrir arterias carótidas obstruidas para ayudar a prevenir el accidente cerebrovascular.
La enfermedad de la arteria carótida se presenta cuando la placa llena las arterias principales que suministran sangre al cerebro, lo que incrementa sustancialmente el riesgo de accidente cerebrovascular.
Hay tres tratamientos comunes para esta afección, una cirugía de raspado arterial conocida como endarterectomía, la implantación de una endoprótesis para mantener abierta la arteria o el uso de medicamentos contra la hipercolesterolemia y antihipertensivos para ayudar a reducir el riesgo de accidente cerebrovascular.
El nuevo informe halla que los pacientes pueden esperar que se les ofrezcan tratamientos distintos según el lugar en el que vivan, señal de que no hay consenso sobre la mejor manera de tratar la afección, según investigadores de la Universidad de Duke.
Existe \»incertidumbre clínica sobre el mejor curso de tratamiento\», señaló Lesley H. Curtis, investigadora líder y profesora asociada de Medicina.
El estudio financiado por la Agency for Healthcare Research and Quality aparece en la revista Archives of Internal Medicine.
Para el estudio, el equipo de Curtis utilizó datos de pacientes de Medicare en Estados Unidos, para encontrar a personas de 65 años o más que se sometieron a cirugía o la implantación de una endoprótesis vascular desde principio de 2003 hasta finales de 2006.
Durante este período, la cantidad de personas que se sometieron a endarterectomía se redujo de 3,2 por mil pacientes al año a 2,6 por mil pacientes por año. Los investigadores hallaron que, al mismo tiempo, la cantidad de pacientes que recibieron endoprótesis aumentó de 0,3 por mil pacientes al año en 2005 a 0,4 por mil pacientes por año en 2006.
Sin embargo, \»aunque los índices generales de revascularización de la carótida (reapertura de la arteria) no han cambiado con el aumento en el uso de endoprótesis de carótida, sigue habiendo una variación significativa en el uso de la revascularización cardíaca en comunidades de estados Unidos\», aseguró Curtis.
Cuando los investigadores examinaron el país en conjunto, hallaron que los pacientes que vivían en Nueva Inglaterra, los estados montañosos, la región del Pacífico, Hawái y Alaska tienden a evitar la cirugía y las endoprótesis, mientras que los pacientes del sureste y del centro se sometieron a estos procedimientos con mucha más frecuencia.
De hecho, hubo una diferencia de casi nueve veces entre los índices más altos y más bajos de cirugías para abrir la carótida en todas las áreas geográficas en 2003 y 2004, y una diferencia de siete veces en 2005 y 2006.
Cada procedimiento conlleva riesgos y beneficios distintos. Los investigadores anotaron que en 2005, 1,2% de los pacientes murieron 30 días después de la endarterectomía y 6,8 luego de un año, frente a un 2,3% un mes después de la implantación de la endoprótesis y 10,3% un año después de esta.
\»Quizá el hallazgo más inesperado fue que el uso de imagenología de diagnóstico varió ampliamente\», aseguró Curtis. \»Más de la cuarta parte de los pacientes se sometieron apenas a un ultrasonido de carótida, mientras que otros pacientes se sometieron a angiografía por resonancia magnética y a angiografía por rayos X antes de seleccionar el curso de tratamiento\», dijo.
Un experto está preocupado acerca del aumento en el uso de endoprótesis en algunas áreas porque esta opción no siempre produce los mejores resultados.
El Dr. Ethan Halm, presidente y profesor de Medicina Interna del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern en Dallas, y autor de un editorial acompañante en la revista, aseguró que \»se hacen más endoprótesis de carótida en la población de mayor edad de lo que los datos sugieren que podría ser completamente beneficioso\».
Aunque las endoprótesis son menos invasivas que la endarterectomía, no hay suficiente evidencia de que es mejor que la cirugía, aseguró Halm.
\»Esto es particularmente preocupante porque se publicaron dos ensayos de gran tamaño que comparan las endoprótesis con la cirugía\», dijo. \»Un estudio halla que la cirugía y las endoprótesis parecen tener los mismos resultados, el otro estudio halló que a las endoprótesis no les fue tan bien como las cirugías. Ambos estudios hallaron que a la gente le fue peor con las endoprótesis si tenían 70 años o más, y esa es la población de Medicare\».
Además, Halm considera que demasiados pacientes se están sometiendo a cirugía o endoprótesis de lo necesario.
La mayor parte del tratamiento, ya sea cirugía o endoprótesis, se hace en pacientes que aún no tienen síntomas, anotó. \»Eso es importante porque los pacientes asintomáticos están en mucho menor riesgo de accidente cerebrovascular por enfermedad carótida y por consiguiente las cirugías o las endoprótesis tienen un menor beneficio absoluto\».
En cambio, Halm considera que la mayoría de estos pacientes pueden ser tratados de manera efectiva con medicamentos para la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, y con aspirina.
\»El procedimiento mismo, ya sea la implantación de endoprótesis o cirugía, puede causar muerte o accidente cerebrovascular\», aseguró Halm. \»Cuando se manipula la arteria, se pueden desprender trozos de placa, avanzar por el torrente sanguíneo y depositarse en el cerebro, lo que causa un accidente cerebrovascular\», señaló.
Le preocupa que los pacientes no entiendan las ventajas y desventajas de estos procedimientos, comparados con el tratamiento médico.
\»Los pacientes necesitan tratar de determinar la razón por la que el médico recomienda un procedimiento. ¿Será porque [el paciente] recientemente sufrió un accidente cerebrovascular y estaba en riesgo muy elevado (en donde el procedimiento podría ser muy beneficioso) o será que se encuentra [entre] el 78% y el 80% de la gente para la que la enfermedad carótida se detecta de manera incidental, no presenta síntomas y el riesgo es bajo, por lo que no es una emergencia tener que decidir si someterse al procedimiento o no?\», se preguntó Halm. A la gente se le debe dar tiempo \»para tener toda la información y obtener una segunda opinión de un neurólogo, para quien no existen intereses particulares por realizar o no un procedimiento\», concluyó.
Nueva York, julio 31 (HealthDay News)

agosto 1, 2010 | Lic. Aleida Figueroa Silverio | Filed under: Cardiología, Cuidados Intensivos, Enfermedades Cardiovasculares, Medicina Interna | Etiquetas: , , |

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