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Cuando aparecen los primeros episodios psicóticos dentro de la fase inicial de una esquizofrenia es el momento clave para iniciar un tratamiento precoz. Sin embargo los más difícil es conseguir que el paciente acepte seguirlo, según ha explicado el psiquiatra del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en Santander, Benedicto Crespo, que participó en Vitoria en la jornada \’Cerebro, Sociedad y Psiquiatría\’, que organiza la Sociedad Vasco Navarra de Psiquiatría.Resulta fundamental \»hacer ver al paciente que la enfermedad no solo tiene el efecto lesivo propio de la misma, sino que también ocasiona un deterioro social y laboral importante\», ha señalado Crespo.
Según el experto, la detección temprana de la esquizofrenia \»asegura que la persona reciba todos los apoyos y tratamientos antes de que se produzcan alteraciones que limiten la capacidad de recuperación\».
Crespo ha abordado también los últimos avances relacionados con los primeros episodios psicóticos. Así, ha explicado que la disponibilidad de nuevos fármacos antipsicóticos ha propiciado \»un mejor cumplimiento terapéutico debido a la menor aparición de efectos secundarios, que ocasionaban un abandono del tratamiento\».
De hecho, es contra el abandono de los tratamientos en lo que los especialistas inciden para el éxito de los mismos, ya que \»en muchos casos, la falta de conciencia de que las alteraciones que sufren son fruto de una enfermedad, o bien de que existe una mejoría clínica evidente, empujan a los pacientes a abandonar el tratamiento de forma prematura, con el consiguiente riesgo de recaída\», ha afirmado Crespo.
Otro factor relevante en el abandono es, además, cuando coexiste la enfermedad con el consumo de drogas, especialmente el cannabis. Precisamente, el abuso de las drogas o el alcohol, el estrés, o los cambios en los hábitos de vida -más sedentarismo o aumento del consumo de tabaco-, unidos a los factores genéticos, son algunas de las posibles causas de la aparición de las primeras psicosis.
El perfil del paciente es el de una persona joven, de entre 17 y 27 años, con una vida previa normal en la cual confluyen varios factores: vulnerabilidad genética, situaciones de estrés mantenido y/o consumo de drogas, principalmente cannabis. Según ha recalcado el especialista, \»un perfil muy poco específico que hace reflexionar sobre que la enfermedad puede afectarnos a todos y que debemos incrementar nuestro conocimiento y preocupación social por prevenir su aparición\».
Madrid, julio 5/2010 (EUROPA PRESS)