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Cuando los hijos pequeños reclaman la atención de su madre, lo normal es que siembren rivalidad entre hermanos y tengan conductas caprichosas. Pero cuando llegan a los 20 años, el interrogante acerca de si son los favoritos tiene repercusiones que pueden llevarlos a visitar al terapeuta, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York.
La investigación, que analizó 275 relaciones entre madres e hijos adultos en el área de Boston, exploró la asociación entre el favoritismo de los padres y las señales de depresión. \»Cuando los padres hacen diferencia entre sus hijos, se observan importantes efectos en el bienestar psicológico, incluso si ya son adultos\», dijo Karl Pillemer, profesor de desarrollo humano de Cornell.
Las ramificaciones de la conducta por el favoritismo entre los niños pequeños fue un tema muy estudiado, pero Pillemer destacó que investigar el vínculo en las etapas más tardías de la vida familiar es algo relativamente nuevo.
Más de dos tercios de las madres entrevistadas mostraron favoritismo hacia uno de sus hijos adultos cuando les preguntaron si tenían una relación emocional más fuerte o más conflictos con uno de ellos en particular. Un abrumador 90% de los hijos adultos opinó que sus madres tenían una preferencia en cuanto cuál de sus hijos la cuidaría cuando fuera anciana.
Las respuestas derribaron la noción de que la depresión estaba asociada sólo con los hijos no favoritos. Pillemer y la coautora Jill Suitor, de la Universidad de Purdue, Estados Unidos, hallaron que los \»elegidos\» también tenían problemas. Los hijos favoritos a menudo luchan con sentimientos de culpa y se sienten obligados a cuidar a sus padres en el futuro. Los hermanos que percibían un favoritismo de sus padres generalmente reportaron una peor relación entre ellos, agregó Pillemer.
Revelar que muchos padres tienen preferencias entre sus hijos es un primer paso para lidiar con algunos de los sentimientos negativos asociados con el favoritismo. Pero aceptar que es normal que exista algún nivel de preferencia entre los hijos puede ser difícil para muchas familias, sostuvo.
\»No significa que los padres no amen a todos sus hijos\», dijo Pillemer. \»Sino que todos los hijos son distintos y los padres se relacionan con ellos de forma diferente\», concluyó.
Boston, julio 1/2010 (Reuters)