La esteatosis hepática infantil podría afectar al 30 por ciento de los menores con sobrepeso u obesidad.
La esteatosis hepática en la infancia es una enfermedad cuya incidencia está aumentando en los últimos años debido al incremento de la obesidad en edades tempranas por cambios en los hábitos de vida, fundamentalmente en la dieta y la realización de ejercicio físico. Su incidencia en España puede alcanzar el 30 por ciento en el caso de los niños con sobrepeso y obesidad, mientras que en Estados Unidos se manejan cifras de incidencia del 10 por ciento de la población general pediátrica y de entre el 50 y el 70 por ciento de niños con sobrepeso u obesidad.

Los expertos advierten de que se trata de una enfermedad infradiagnosticada, según han puesto de manifiestos los expertos participantes en el XXIII Congreso de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, celebrado en Gijón, debido a que no da lugar a una sintomatología importante, más allá de cansancio o el dolor en el hipocondrio derecho que refieren algunos niños, según ha explicado Esteban Frauca, del servicio de Hepatología y Trasplante Hepático Infantil del Hospital La Paz.

Sin embargo, el daño hepático ocasionado si no se trata puede resultar irreversible, con consecuencias a nivel vascular y cardiaco, debido a esa lesión progresiva en el hígado que hace que éste no desarrolle adecuadamente sus funciones, ha resaltado Juan José Díaz, especialista de la sección de Gastroenterología Infantil del HUCA y secretario del comité organizador del congreso.

Signos de sospecha
Para corregir el infradiagnóstico, los especialistas destacan la importancia de que cuando el pediatra se encuentra ante un niño obeso piense en este trastorno, para cuyo establecimiento la prueba reina es la ecografía, acompañada de otras en caso necesario como fibroscan o biopsia hepática, ha resaltado Carlos Bousoño, jefe de sección de Gastroenterología infantil del HUCA.

En el congreso participó Valerio Nobili, del hospital infantil Bambino Gesu, de Roma, uno de los especialistas internacionales en la materia, quien destacó la importancia de algunas herramientas y señales que pueden ayudar al clínico a sospechar esta enfermedad como son la palpación, la observación de arañas vasculares o la determinación del tamaño hepático. En función de la información obtenida se podrá indicar la realización de ecografía y pruebas complementarias.

Una vez diagnosticada, el tratamiento no es fácil en cuanto que implica la indicación de cambios en los hábitos de vida, que afectan tanto a la alimentación como a la actividad física y «en cuyo seguimiento es imprescindible implicar a toda la familia».

Actualmente se está analizando también a través de distintos ensayos la efectividad de incluir actuaciones como medidas dietéticas específicas con aumento de la ingesta de omega-3 y la disminución o eliminación de la ingesta de bebidas ricas en fructosa, así como la utilidad de alimentos probióticos y en particular del ácido docosahexaenoico (DHA).
mayo 19/2016 (Diario Médico)

mayo 20, 2016 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Gastroenterología, Hepatopatías, Pediatría | Etiquetas: , , , , |

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