Un estudio sugiere que la consulta del dentista puede ser el primer lugar en el que, a la vista de un problema de desgaste dental, se detecte el riesgo de apneas del sueño en un enfermo.

El desgaste de los dientes puede alertar del riesgo de sufrir apneas del sueño, según ha mostrado un estudio realizado por el equipo de Investigación y Desarrollo de la multinacional Biotechnology Institute (BTI), ha sido publicado en Journal of Clinical Sleep Medicine.

El perfil tipo de un enfermo  que sufre apneas es el de una persona de mediana edad que suele quejarse de cansancio y somnolencia durante el día, y que cuenta con una historia de ronquidos y repetidas paradas respiratorias durante el sueño, generalmente observadas por su pareja.

No obstante, más de la mitad de los enfermos  con apneas graves no tienen síntomas. En este sentido, el estudio realizado por BTI ha demostrado que hay una relación directa entre la intensidad del desgaste dentario y la gravedad de las apneas.

Hasta ahora, los métodos tradicionales de diagnóstico consistían en un complejo estudio de sueño, normalmente llevado a cabo en las unidades del sueño hospitalarias. Sin embargo, estos datos sugieren que la consulta del dentista puede ser el primer lugar en el que, a la vista de un problema de desgaste dentario, se detecte el riesgo de apneas del sueño en un paciente.

De hecho, hace más de 10 años se inició una colaboración público-privada entre el equipo de Investigación y Desarrollo  de BTI, liderado por el doctor Eduardo Anitua y el jefe del Servicio de Investigación del Hospital Universitario Araba, Joaquín Durán-Cantolla, a través de la cual se desarrolló un sistema de diagnóstico y tratamiento de las apneas del sueño (Apnia) que permite a los dentistas, en colaboración con las unidades de sueño, abordar esta enfermedad.

«Consiste en un sencillo dispositivo electrónico que permite realizar un estudio de sueño mediante un aparato de tamaño reducido y de fácil manejo que el paciente se lleva a su casa y que él mismo activa durante la noche», señala Durán.

Una vez analizados los datos recogidos en el estudio de sueño, se categoriza al enfermo  según el grado de severidad de las apneas que presenta. Hasta ahora, los tratamientos se centraban en los enfermos con apneas severas, a los que se indicaba tratamiento con un compresor que genera una presión de aire que evita la aparición de las apneas.

«Para los enfermos  roncadores o con un número de apneas en grado leve o moderado, hemos desarrollado un dispositivo intraoral que el enfermo se pone para dormir y que reduce significativamente las apneas del sueño y el ronquido crónico», explica  Anitua.

Marzo 20/ 2015 (JANO)

 

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