Un equipo de investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), centro mixto de investigación del CSIC, la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO) y la Junta de Andalucía, ha publicado la revista «Biogerontology» que concluye que el ejercicio físico en las personas mayores incrementa los niveles de coenzima Q10 y la actividad antioxidante en sangre.

Guillermo López-Lluch, investigador principal del proyecto y profesor del área de Biología Celular del Departamento de Fisiología, Anatomía y Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), ha explicado a Diario Médico que la idea era saber si la práctica de ejercicio físico modificaba los valores de la coenzima Q10 en el plasma sanguíneo y si esos valores tienen alguna relación con la predicción de la oxidación, especialmente del colesterol sanguíneo y de las lipoproteínas de baja densidad (LDL).

Metodología
Este grupo llevaba tiempo intentando determinar de qué forma la actividad física influye sobre la capacidad antioxidante en diferentes organismos. Para ello, decidieron reclutar a 70 personas voluntarias de ambos géneros y de edades comprendidas entre los 19 y los 25 años -para el grupo de personas jóvenes- y alrededor de los 68 años -para las personas mayores-.

«Con una serie de cuestionarios hemos cuantificado el gasto calórico que realiza una persona. Además, les hemos pasado una prueba basada en caminar, cuyos resultados hemos relacionado con los que habíamos obtenido en otros para determinar la actividad física». Las personas que decían que realizaban una mayor actividad física tenían una mejor valoración en la prueba físico.

Por otra parte, se han realizado extracciones de sangre para determinar otros parámetros, como el colesterol, los triglicéridos, la glucosa y la coenzima Q10. «Hemos comprobado que, en personas mayores, a mayor actividad física menor oxidación de lípidos en sangre y de las LDL, lo que se relaciona con un mayor nivel de coenzima Q», explica el investigador.

Según López-Lluch, los organismos, dependiendo de las necesidades, van modificando sus respuestas frente a ciertos estímulos para aumentar su eficiencia. Los resultados del estudio demuestran que la práctica de ejercicio físico a partir de los 60 años es muy beneficiosa para prevenir la oxidación del colesterol en sangre y, por tanto, de las enfermedadescardiovasculares.

En opinión de López-Lluch, «el colesterol en sangre necesita de la coenzima Q10 para mantenerse protegido de la oxidación. Aparte de que las personas mayores tienen más probabilidades de colesterol alto, el riesgo de que ese esterol se oxide provoca que esos pacientes puedan desarrollar problemas cardiovasculares como el desarrollo de placas de ateroma en las arterias. De esta forma, al practicar más ejercicio físico y poder tener mayores niveles de coenzima Q10 en las partículas que transportan el colesterol, se previene esa oxidación y se ralentizaría el problema de la aterogénesis».

Recomendaciones
No es novedad que la actividad física mejora el rendimiento muscular y la diabetes tipo 2 y previene la pérdida de músculo en las personas de edad avanzada. No obstante, «para mejorar su calidad de vida hay que fomentar que mantengan una vida más activa, no solo físicamente sino que también debe incluir actividades sociales, además de la ingesta de una dieta saludable y equilibrada».

Según concluye López-Lluch, «caminar, el ejercicio de fuerza, hacer senderismo y realizar excursiones son actividades que mejoran nuestra calidad de vida y ralentizan el desarrollo de enfermedades asociadas a la edad».
abril 17/2014 (Diario Médico)

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