Los portadores de la mutación ARVD/C que practican deportes de resistencia presentan síntomas de enfermedades cardiacas en torno a los 30 años.

Las personas sanas que son portadoras de la mutación genética de displasia/cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho (ARVD/C) tienen más riesgo de desarrollar síntomas de graves enfermedades cardiacas si practican deportes de resistencia y ejercicio frecuente. Esto es lo que desvela un estudio de la Universidad Johns Hopkins en Maryland (Estados Unidos) y que se ha publicado en la versión digital de Journal of the American College of Cardiology.

La ARVD/C es un trastorno hereditario y una de las causas más comunes de muerte súbita en atletas jóvenes, aparentemente sanos. Los investigadores del estudio también sugieren que los portadores de la mutación que reducen la intensidad de su actividad o dejan de hacer ejercicio por completo podrían disminuir los riesgos e incluso eliminar los síntomas iniciales.

«En nuestro estudio encontramos que los participantes que practicaban actividad física de manera intensa desarrollaron los primeros síntomas a la edad de 30 años, de media, mientras que aquellos que no hicieron un programa de ejercicio riguroso empezaron a notar los síntomas más tarde, a los 40 años», comenta Cynthia James, asesora genética en el Programa ARVD/C de la división de Cardiología de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Los investigadores evaluaron durante un periodo de ocho años a 87 personas (46 hombres y 41 mujeres), portadores de la mutación asociada a la ARVD/C y con una edad comprendida entre los 11 y los 88 años. Observaron su rutina de ejercicio aeróbico intenso y cuántas horas empleaban al año en esta actividad.

Los resultados mostraron que la mitad de los participantes presentaron síntomas de la enfermedad muy temprano, como palpitaciones o episodios de mareo. La otra mitad parecía saludable y no presentó síntomas.

«Entre aquellos que más ejercicio diario hacían, cerca de dos horas al día, el 75 % tuvo su primera amenaza de arritmia mientras se desarrollaba el estudio. Por el contrario, los que moderaron su régimen de ejercicio o no hacían ninguna actividad física tuvieron un riesgo menor, del 12 % » añade Aditya Bhonsale, autor del estudio y miembro clínico en la división de Cardiología de la Universidad Johns Hopkins.
octubre 3/2013 (Diario Médico)

Exercise Increases Age-Related Penetrance and Arrhythmic Risk in Arrhythmogenic Right Ventricular Dysplasia/Cardiomyopathy Associated Desmosomal Mutation Carriers

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