¿Cómo puede influir el medio ambiente en la esclerosis múltiple(EM)? Científicos del Instituto de Neurobiología Max Planck, en Múnich (Alemania), están tratando de encontrar la relación. Parten de la siguiente afirmación: el medio ambiente influye en la dieta de los individuos y tanto lo que nos rodea como lo que comemos conforman la flora intestinal bacteriana.

La investigación, coordinada por H. Wekerle, director del instituto alemán, ha sido destacada como uno de los puntos candentes del V Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento y la Investigación de la Esclerosis Múltiple (Ectrims), celebrado en Ámsterdam (Holanda), según Celia Oreja-Guevara, del Hospital La Paz, de Madrid, y coordinadora del Grupo de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología.

El trabajo ha consistido en la modificación genética del modelo de la esclerosis múltiple en ratas, la encefalomielitis alérgica experimental (EAE), evitando que tuvieran flora intestinal.

Con el objetivo de comprobar la influencia de factores ambientales como el clima, enviaron estas ratas a distintos países, dándoles comida típica de cada sitio, y llegaron a la conclusión de que cada rata desarrollaba una flora intestinal distinta, descubriendo además que en algunos sitios las ratas se recuperaban más fácilmente de la EAE.

A partir de ahí, se están desarrollando ensayos clínicos probando dos antibióticos, entre los que se encuentra la vancomicina, para comprobar si tratando a los pacientes con estos fármacos mejoraría la enfermedad. «Aunque de momento hay pocos resultados, es una investigación importante y, si se justifica, probablemente, aparte de tratar la enfermedad con inmunomoduladores, la trataríamos también con antibióticos», comenta Oreja-Guevara.

Durante el congreso también se han presentado resultados de tratamientos orales que está previsto que se acepten entre el 2013 y el 2014. Los estudios Allegro y Bravo con laquinimod han concluido que no reduce mucho los brotes, pero sí actúa en la discapacidad, mejorándola hasta en un 40%. «Lo importante de este medicamento es que parece que no tiene efectos secundarios y que se puede utilizar como neuroprotector en combinación con otros fármacos». Por otro lado, el Temso, estudio en fase III de la teriflunamida, ha revelado que su eficacia en la reducción de las crisis es parecida a la de los inyectables (un 30%).

El tercer tratamiento oral será el BG12, que reduce los brotes en un 50% y se trata de un fármaco derivado del arsenal terapéutico empleado en la psoriasis, por lo que tendrá que administrarse tres veces al día. Según explica la especialista, a veces tiene efectos gastrointestinales y hay pacientes que al principio no lo toleran. Además, está en marcha el desarrollo de BAF, de Novartis, que pretende alcanzar la eficacia de fingolimod pero con menos efectos secundarios.La mejora de la calidad de vida para los pacientes aportada por los nuevos tratamientos orales es un elemento destacable: «Los pacientes están cansados de tener que inyectarse y desean que llegue el primer tratamiento oral; es un antes y un después».

Oreja-Guevara se lamenta de que los neurólogos se centren mucho en la inmunosupresión y la inmonumodulación de los pacientes y a veces se olviden del tratamiento de los síntomas, que también resulta fundamental. Así, destaca la aparición de dos tratamientos sintomáticos: sativex y fampridina. El primero, derivado del cánabis, reduce en un 30% la espasticidad en los pacientes. «Es importante desde el punto de vista económico, porque a las cuatro semanas uno sabe si el tratamiento le funciona o no al paciente, con lo cual, si no funciona, se finaliza el tratamiento y si responde sí se lo admistramos». Está aprobado en España, Alemania, Inglaterra y Canadá. Por su parte, la fampridina mejora la marcha entre un 20 y un 30% y ya está comercializado en Estados Unidos y en Alemania.

Otras investigaciones van en una línea que ya se conocía: la importancia de la vitamina D en el desarrollo de la enfermedad. «Se han hecho estudios en los que se demuestra que en los países en que hay más sol, y por lo tanto más vitamina D, hay menos posibilidades de tener esclerosis múltiple». También se ha destacado el uso de la tomografía de coherencia óptica para ver la correlación entre el daño del nervio óptico y de la atrofia cerebral de los pacientes.
octubre 30/2011 (Diario Médico)

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