Si el dopaje genético tiene ahora más de espectro que de fenómeno de masas, las pruebas de detección serán pronto una realidad, con los avances de dos investigaciones científicas recientes que muestran que un atleta genéticamente modificado podrá ser traicionado por su sangre.

Los resultados de los trabajos por investigadores alemanes, por una parte, y franceses y estadounidenses, por otra, acaban de eliminar los temores de que la lucha antidopaje pueda un día ir hasta someter a los deportistas a tomas de tejidos musculares para verificar que no se han dopado genéticamente.

La Agencia  Mundial Antidopaje (AMA) no podría nunca hacer biopsias musculares para detectar el dopaje genético\», afirma el director científico de la AMA, Olivier  Rabin.

\»Nosotros éramos conscientes de ello desde el principio y es por eso por lo que queríamos metodologías que sean aplicables en la sangre\», añadió.

Los expertos de la lucha antidopaje comprendieron rápido que los progresos de la terapia genética despertaban también el interés de algunos individuos en el medio deportivo.

Y que los mismos procedimientos consistentes en inyectar un gen en un  enfermo para corregir un gen deficiente podrían ser desviados con el fin de multiplicar la producción por el organismo de EPO o de hormonas de crecimiento,  con el objetivo de aumentar la capacidad de resistencia o la fuerza muscular de un atleta.

El método es ya muy arriesgado y complicado, pero los que se verían eventualmente tentados de modificar su patrimonio genético no tendrán ya ninguna garantía de impunidad.

Las investigaciones publicadas en la revista Gene therapy (doi: 10.1038/gt.2011.19) representan \»claramente un avance en la detección posible del dopaje genético\», afirma Olivier Rabin.

Por un lado, los trabajos dirigidos por Perikles Simon en Maguncia y Michael Bitzer en Tübingen se concentraron en la investigación del ADN transgénico, que es transferido al cuerpo. Sus resultados en ratones,  muestran que el ADN transgénico podía ser detectable hasta 56 días después de la inyección.

Por otro lado, los trabajos conducidos por Richard Snyder, de la Universidad de Florida, y Philippe Moullier, del CHU de Nantes, se interesaron en los principales vectores utilizados para efectuar el traspaso de genes, es decir los virus.

De esta forma, los investigadores doparon genéticamente a macacos con la ayuda de pequeños virus modificados, los AAV.

\»Extrajimos los genes del virus para reemplazarlos por genes de interés: en este caso, el de la EPO. Este virus sirve de caballo de Troya, protegiendo el gen para que llegue a la célula y sea eficaz\», explica Caroline Le Guiner,  encargada del proyecto en el laboratorio de terapia genética de Nantes.

\»Es uno de los más utilizados actualmente en terapia genética por su eficacia. Con una sola inyección en un músculo, el gen puede  funcionar durante años\», afirma la científica.

Los resultados son muy prometedores, ya que el plazo de detección supera un año tras la inyección, y podría alcanzar varios años, según ella. \»Ese test ha funcionado en los macacos, ahora hay que adaptarlo al hombre. Pero el gen EPO del macaco es muy próximo al gen EPO humano\», precisa la investigadora.

La AMA espera converger estos dos métodos con el fin de conseguir por medio de un simple test sanguíneo una detección amplia del dopaje genético.
París, mayo 3/2011 (AFP)

W Ni, C Le Guiner, G Gernoux, M Penaud-Budloo, P Moullier, R O Snyder. Longevity of rAAV vector and plasmid DNA in blood after intramuscular injection in nonhuman primates: implications for gene doping Gene Therapy; marzo 10/2011.

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 \»Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.\»

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