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El ejercicio puede revertir el daño que el envejecimiento y el sedentarismo produce en el miocardio, además de prevenir el riesgo de infarto. Estos beneficios se obtienen siempre que se realice la dosis correcta de actividad y que esta se inicie en la madurez y preferiblemente antes de los 65 años, puesto que el corazón aún guarda cierta plasticidad y capacidad para remodelarse, según un estudio realizado por el Instituto de Ejercicio y Medicina Medioambiental (IEEM), en Dallas. Read more
enero 10, 2018 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Cardiología, Enfermedades Cardiovasculares | Etiquetas: ejercicio físico intenso, envejecimiento cardiaco, plasticidad cardiaca, riesgo de infarto |