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Un tipo de células del sistema inmune disminuye en los pacientes con enfermedad de Chagas crónica, reveló un trabajo argentino publicado en Frontiers in Cellular and Infection Microbiology.
Si los resultados se confirman y fuera una de las causas de la cardiopatía chagásica que desarrolla en el largo plazo entre un quinto y un tercio de los pacientes, se podría pensar en inmunoterapias para prevenir esa complicación, afirmó Karina Gómez, directora del avance e investigadora del Laboratorio de Biología e Inmunología de las Infecciones por Tripanosomátidos en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular “Dr. Héctor N. Torres” (INGEBI), con sede en la Ciudad de Buenos Aires y dependiente del CONICET.
Los científicos analizaron muestras de sangre de 26 pacientes con Enfermedad de Chagas crónica con y sin sintomatología cardiaca, y comprobaron una reducción de un tipo de glóbulos blancos, las células B regulatorias (Breg). Y compararon esos resultados con análisis de sangre de 13 personas no infectadas.
“Los mecanismos que llevan a un paciente en la fase crónica a desarrollar o no síntomas clínicos no se conocen todavía, aunque sabemos que la respuesta inmune juega un rol fundamental en este proceso y uno de los actores del sistema inmune son las células B regulatorias”, señaló Gómez.
Gómez agregó: “La alteración en ese tipo de células inmunes podría ser una de las causas de la evolución hacia formas clínicas con alteraciones en el tejido cardiaco, por lo que haremos más estudios para averiguarlo”.
Las células B regulatorias cumplen un papel fundamental para defender al organismo en infecciones, alergias, enfermedades autoinmunes, trasplantes y tumores, entre otras patologías. Además, son indispensables para mantener el equilibrio u homeostasis inmunológica, a pesar de que se encuentran en muy bajo porcentaje (menos del 10%) en sangre periférica de individuos sanos.
Para el estudio, Gómez y colegas analizaron muestras donadas por pacientes atendidos en el Instituto Nacional de Parasitología “Dr. Mario Fatala Chabén” y en el Hospital Pirovano.
Los investigadores comprobaron que solo las células B regulatorias de los pacientes con alteraciones cardiacas secretaron interleuquina-17 (IL-17), un tipo de proteínas llamadas citocinas que poseen una función regulatoria del sistema inmune asociada a la prevención del daño cardiaco.
También observaron que los pacientes presentaron una mayor frecuencia de expresión de una molécula llamada PDL-1, vinculada con la actividad de las células T del sistema inmune y que “podría estar protegiendo al corazón de una excesiva respuesta inflamatoria desencadenada por la infección per se”, indicó Gómez, también jefa de trabajos prácticos de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA.
De acuerdo con la científica, se requieren de más estudios para demostrar si las células B regulatorias modifican o regulan la funcionalidad de otras células del sistema inmune, como células T, macrófagos, células dendríticas y/o células NK (del inglés natural killer), así como si se relacionan con la aparición de alteraciones del tejido cardiaco en pacientes con Chagas. “Esperamos pronto y con el apoyo de las agencias nacionales de financiación poder contar con los recursos necesarios para continuar con este estudio”, afirmó Gómez.
Si los datos se confirmaran, “se podría explorar el desarrollo de inmunoterapias que tengan como blanco a las células B regulatorias y mejorar así la calidad de vida de los pacientes”, propuso.
Del estudio también participaron la primera autora Magalí Girard, Micaela Ossowski y Arturo Muñoz-Calderón, investigadores del CONICET en el INGEBI; Marisa Fernández y Yolanda Hernández-Vásquez, del Instituto “Fatala Chabén”; y Raúl Chadi, cardiólogo del Hospital Pirovano.