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La COVID-19 podría ser una enfermedad latente o crónica. Así se desprende de un estudio de la plataforma de ‘preprints’ Biorxiv.org, donde se han detectado viriones de SARS-CoV-2 en mucosas de pacientes con la COVID-19 persistente 3 meses después de haber superado la fase aguda.
El hallazgo es tan relevante que hasta Iván Moreno, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (Semi) y adjunto en el Hospital Arnau de Vilanova, ha roto su silencio en redes sociales para hacerse eco de la investigación. “Abre la puerta a infección latente o crónica. Muchos (yo incluido) apostábamos por una alteración inmune post-COVID o una convalecencia prolongada… De nuevo la medicina nos da una cucharadita de humildad”, ha comentado Moreno.
Para el portavoz de Semi probablemente haya diferentes mecanismos en cada caso, pero tiene claro que queda mucho por saber y hay que seguir investigando qué pasa con los pacientes que afortunadamente no fallecieron, pero que no se recuperan.
La respuesta de las células B de memoria de la COVID evolucionan entre 1,3 y 6,2 meses después de la infección
El estudio, aún pendiente de revisión, fue realizado por investigadores de la Universidad Rockefeller (Nueva York), que pidieron a los 87 participantes del estudio que regresaran al mes y a los seis meses después de haber superado el coronavirus para tomarles muestras de sangre.
La intención era examinar la naturaleza y la calidad de las células B de memoria que serían necesarias para producir anticuerpos tras la reinfección. “Encontramos que los títulos de anticuerpos del dominio de unión al receptor de proteína de pico (RBD) de los anticuerpos IgM e IgG disminuyen significativamente mientras que los IgA se ven menos afectados. Al mismo tiempo, la actividad neutralizante en plasma se reduce cinco veces en los ensayos de virus pseudotipo”, resalta el estudio.
Por el contrario, el número de células B de memoria específicas no se modificó. “Las células B de memoria muestran un recambio clonal después de 6 meses, y los anticuerpos que expresan tienen una mayor hipermutación somática, mayor potencia y resistencia a las mutaciones RBD, lo que indica una evolución continua de la respuesta humoral”, explican los investigadores.
Mediante el análisis de biopsias intestinales los investigadores descubrieron la persistencia de SARS-CoV-2 en el intestino delgado de 7 de 14 voluntarios asintomáticos. “Llegamos a la conclusión de que la respuesta de las células B de memoria al SARS-CoV-2 evoluciona entre 1,3 y 6,2 meses después de la infección de una manera que es compatible con la persistencia del antígeno”, comentan.
diciembre 25/2020 (Redacción Médica)