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La variedad de flora endémica y las grandes situaciones naturales en la Chiquitanía boliviana, en el departamento oriental de Santa Cruz, ha originado un proyecto que apuesta por la medicina alternativa basada en las plantas y las aguas termales de la zona.
Uno de los principales lugares es el Bosque Seco Chiquitano, una eco-región compartida con Brasil y Paraguay y que en Bolivia ocupa casi 16,5 millones de hectáreas, albergando en su interior el municipio de Santiago de Chiquitos.
En esta población, un grupo de mujeres decidió dar un empuje a una tradición de décadas y crear una asociación para consolidar su trabajo con plantas medicinales: Santiagueña Medicina Natural.
Al frente está doña Cayetana, una octogenaria que desde hace más de 40 años provee a toda la población de remedios naturales para todo tipo de dolores.
\»Cuando me dolía la cabeza, iba por los cerros y bosques y probaba hojas y raíces. Si funcionaba, me la guardaba para siempre\», relató a EFE Cayetana, vestida con vestido rojo floreado y sombrero típico, frente a un puesto lleno de potes llenos de líquidos amarillentos y semitransparentes, con etiquetas hechas a mano.
El aceite de cusi, un fruto de tamaño diminuto parecido al coco, es un fortificador capilar que además previene su caída y las canas precoces; mientras que para la dolencia ciática, el dolor de huesos y los golpes, lo ideal es darse fricciones con una pomada a base de la resina del isiga, árbol que recuerda a la encina.
\»Son mujeres que han transmitido desde generaciones todo su conocimiento de la rica flora que tenemos. Ahora han visto cómo sacar un provecho para hacer un servicio no solo al pueblo, sino a quien lo necesite\», dijo a EFE Nelson Pacheco, técnico de la Fundación para la conservación del Bosque Chiquitano.
Entre los remedios preferidos de doña Cayetana, de decenas que ofrece, está uno que sirve para lo que el nombre indica: el “paratodo”, un árbol leñoso propio de la región y de orquídeas amarillas, cede su corteza para realizar pomadas, ungüentos, aceites y jarabes, literalmente, \»para todo\».
La entrada de la modernidad a estas comunidades, pese a la gran distancia que las separan de las grandes urbes, hacen que las autoridades teman por la pérdida de éste conocimiento.
Por ello, han incorporado en el centro de recuperación una escuela taller donde los más jóvenes de Santiago dedican un tiempo a conocer las prestaciones de cada tipo de planta, su uso y aplicación.
Sin embargo, no sólo se apuesta en la zona por las curas a base de la flora. Cerca de Santiago, en la población de Aguas Calientes, existe lo que los lugareños denominan un spa natural. Su nombre, Los Hervores, da cuenta de lo que se encuentra allí.
Un río con aguas termales que pueden llegar a más de 40 grados centígrados, y que “dicen” puede curar cualquier tipo de enfermedad, desde reuma hasta tuberculosis.
Santiago de Chiquitos (Bolivia), agosto 31 (EFE)