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Juan José Luque Larena, profesor del Área de Zoología de la Universidad de Valencia, e investigador del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible (iuFOR), asegura que la biodiversidad es clave para reducir el riesgo de enfermedades infecciosas.
Juan José Luque Larena, profesor del Área de Zoología de la Escuela de Ingenierías Agrarias e investigador del Instituto Universitario de Gestión Forestal Sostenible (iuFOR) del Campus de la Universidad de Valladolid en Palencia, apunta a la necesaria convivencia entre los humanos y el resto de especies: «si algo nos recuerda el COVID-19 es que este siglo tiene que ser el de la Biología».
Un virus cuyo origen parece estar en un salto entre especies y que nos ha hecho recluirnos en nuestras casas para evitar el contagio, sugiere que los humanos debemos «tomarnos en serio la conservación de la biodiversidad, incluso para protegernos de enfermedades». Desde su amplia experiencia en el estudio de garrapatas y topillos, Luque Larena repasa la actualidad de la pandemia desde el punto de vista de la Biología.
¿Las restricciones a la movilidad por el confinamiento han permitido el aumento de la presencia de fauna silvestre cerca de los núcleos de población, especialmente de jabalíes y corzos?
Lo que realmente está pasando es que al reducirse la movilidad del hombre se relaja la presión sobre la fauna silvestre, que se deja ver más, pero no significa necesariamente un aumento en el número, es una cuestión de percepción: se ven más de lo habitual. En el caso de los ungulados, sobre todo jabalíes y corzos, es cierto que han ampliado su zona de campear y distribución durante las últimas décadas (no solo durante la cuarentena) porque entre otras cosas antes tenían depredadores que los controlaban y eso ya no sucede. Esta mayor movilidad debería preocuparnos sobre todo por el número de accidentes de tráfico que provocan, y que según nuestras bases de datos van en aumento año tras año. Debemos trabajar con datos, no con percepciones.
Entonces, ¿no puede hablarse de reconquista del territorio o de invasión?
No. De lo que puede hablarse es de que cuando nos encerramos un tiempo en casa vemos que el campo está vivo y lleno de animales a los que nuestra presencia cohíbe y altera su comportamiento. Los animales nos tienen mucho miedo, por eso no es fácil verlos de cerca. Cuanta menos presión ejerce el ser humano sobre los animales menos miedo tienen, y se dejan ver más.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), confirmó recientemente el origen animal del coronavirus. ¿Hay que temer la presencia de fauna silvestre como trasmisora de enfermedades?
Los animales en sí no suponen ninguna amenaza, la fauna silvestre tiene que estar a distancia, no hace falta tocarla, ni acercarse, para eso están los animales domésticos. Aquí, en el campo, las mayores trasmisoras de enfermedades son las garrapatas, están en la hierba y pueden picar a cualquiera que vaya paseando, estas son especies peligrosas para el ser humano, como los mosquitos, ya que vectorizan las enfermedades. Otra especie que puede llegar a ser conflictiva en nuestro territorio son los topillos en momentos en los que hay mucha abundancia, sobre todo en Tierra de Campos, cuando hay plaga es peligroso para quien está trabajando en el campo, ya que aumenta el riesgo de infectarse por tularemia, bien por la inhalación del polvo contaminado en suspensión o por contaminación de las aguas de riesgo. Los topillos amplifican la cantidad de bacterias en el ambiente.
¿Y en el contacto con animales domésticos? Por ejemplo, hay quien ha apuntado al riesgo de que el contacto de jabalíes y cerdos pueda provocar una epidemia de peste porcina
Es probable, de hecho, una de las principales barreras de salto de las enfermedades (“spillover») es el contacto entre animales silvestres y domésticos. En el caso del ganado porcino, la mayoría está en granjas y no deberían tener contacto con los jabalíes si las fincas están bien gestionadas. Los que están en dehesas es probable que entren en contacto con jabalíes y que haya transmisión de peste porcina, también son portadores de tuberculosis. De hecho, un virus del grupo de los que producen síndromes respiratorios agudos graves (SARS-like) saltó de la fauna silvestre a granjas porcinas chinas y hubo que sacrificar decenas de miles de cerdos.
¿Favorece en algo la presencia de fauna silvestre en un territorio?
En mucho, incluso en un mayor o menor riesgo a enfermedades infecciosas. La biodiversidad es uno de los principales puntales que tiene la especie humana ahora mismo para seguir teniendo buena calidad de vida. El mayor riesgo que tenemos actualmente es la caída en los índices de biodiversidad de forma que, según publicó la Organización de Naciones Unidas (ONU) el pasado año, la pérdida que se está produciendo de especies animales y vegetales solo es comparable a la extinción de los dinosaurios, es lo que se denomina la sexta extinción, por el ritmo al que están desapareciendo especies debido a la acción del ser humano sobre el medio. Tener un territorio en el que tengan que coexistir especies silvestres y la especie humana no es fácil, aunque en algunos países se respeta y se trata de coexistir de la mejor forma posible. España es una joya en biodiversidad, tenemos osos, lobos, águilas imperiales, linces… y tenemos que tomarnos su conservación en serio, es un valor muy importante, insustituible, incluso para protegernos de enfermedades, cuanta más compleja es la red trófica, en general parece que hay menos riesgo de que salten estas patologías.
¿Tenemos que establecer una nueva relación entre la especie humana y la fauna silvestre?
Yo creo que sí. Tenemos que aprender a vivir con la inmensa riqueza natural que tenemos la suerte de disfrutar. En nuestro país hay especies de carnívoros (osos, lobos, linces…) que, tras estar en una situación muy crítica al borde de la extinción, ahora están en aumento gracias a que el ser humano ha empezado a dejarles tranquilos. Si algo nos recuerda la COVID-19 es que este siglo tiene que ser el siglo de la Biología no solo en lo relativo al nivel molecular y celular, sino en todas sus escalas de integración, desde el ADN hasta los ecosistemas. El hombre actual es un animal social con una influencia muy potente sobre la naturaleza y nuestro futuro pasa por entender y aplicar una ciencia tan integradora como es la Ecología.