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El virus ha mutado a lo largo de los siglos, siendo identificado por primera vez en los años 60
La crisis del coronavirus estalló en China el pasado 31 de diciembre y desde entonces ha vivido una propagación ascendente y continuada, siendo Europa uno de los continentes más afectados por COVID-19. Desde entonces, se han conocido más de 130 000 contagios en todo el mundo y el número de muertes ha superado la barrera de los 3 000.
El coronavirus, que científicamente se conoce como Orthocoronavirinae, no es nuevo. Sus ancestros se remontan al siglo IX a.C. y han sido varios los brotes que han ido surgiendo a lo largo de la historia.
Fue en la década de los 90 cuando se identificaron los primeros familiares comunes del coronavirus. En el año 3 300 a.C. existió el Betacoronavirus; en el 3 000 a.C. el Deltacoronavirus; en el 2 800 a.C los investigadores han descubierto que se propagó el Gammacoronavirus; y en el 2 400 a.C. surgió el Alphacoronavirus.
El coronavirus en los siglos XIX y XX
Sin embargo, no es necesario ir tan lejos en el tiempo para encontrar familiares directos de este virus. En el siglo XVIII, el coronavirus bovino estaba ligado al humano y, los investigadores están de acuerdo en que fue entre 1890 y 1899 cuando se produjo el nacimiento del que afecta a las personas, pero no saben si fue por una separación respecto al bovino o por una mutación.
A pesar de esta línea temporal, el familiar común más cercano se remonta a la década de los 50 del siglo XX. Se trata del OC43 y se encuentra estrechamente relacionado con varias especies de murciélagos, según han señalado los últimos estudios.
En humanos fue detectado por primera vez en los años 60, concretamente en las cavidades nasales y desde entonces han sido identificados seis nuevos miembros de esta familia, siendo el último el 2019-nCoV o coronavirus.
abril 24/2020 (Redacción médica)