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Investigadores de distintos países están valorando la extracción de plasma de pacientes que hayan superado el COVID-19 para la obtención de anticuerpos que puedan hacer frente al virus. El plasma se utilizaría para tratar a los pacientes infectados o para prevenir el desarrollo de la enfermedad en sujetos que hayan tenido contactos próximos.
El procedimiento del plasma convaleciente no es una opción más válida ante la vacunación, son “formas de tratar totalmente diferentes”, ha explicado la vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), Cristina Arbona.
“La vacuna pretende que el propio organismo produzca los anticuerpos y evite la infección”, ha explicado Arbona, quien señala que el procedimiento del plasma convaleciente es un “anticuerpo pasivo”.
“Ponemos los anticuerpos de otra persona para que mejore y controle la carga del virus que tiene ese paciente y lo neutralice”.
Este procedimiento se está estudiando e intentando probar como una posible alternativa, pero Arbona recuerda que “no hay ningún dato para afirmarlo pero la teoría nos dice que puede serlo. La vacuna va a tardar y esto lo tenemos ahí”.
Protocolo de actuación
Los protocolos que están circulando con relación a este procedimiento son muy restrictivos, señala la experta. Primero es necesario comprobar que el paciente es negativo en coronavirus por las PCR (Reacción en Cadena de la Polimersa) y, por tanto, corroborar que ya no tiene el virus.
Las PCR son un tipo de pruebas son un tipo de pruebas de diagnóstico que se llevan utilizando durante años en diferentes crisis de salud pública relacionadas con enfermedades infecciosas. Estas pruebas se están usando desde los primeros días del estallido de la pandemia de coronavirus en España.
En este primer paso es necesario que existan dos determinaciones de PCR negativas. Estas circunstancias dan “poco margen de tiempo” a los profesionales porque “a partir de los 14 días, el título de anticuerpos del posible donante empieza a bajar rápidamente“, ha explicado Arbona.
El protocolo señala que el paciente que haya superado el COVID-19, además de tener las PCR negativas no debe tener ningún síntoma para poder ser un posible donante.
Obtención del plasma
Para poder obtener el plasma, se realiza una aféresis de plasma, el tratamiento habitual para su obtención en donantes sanos. La sangre extraída del donante se introduce en la máquina, que a través del centrifugado separa el plasma de las células. Este procedimiento permite a los profesionales sanitarios recoger el plasma y poder devolver el resto al donante.
Las cifras que suelen tomar de plasma oscilan entre los 400 y 600 mililitros, una cantidad que permite tratar a uno o dos pacientes.
“El plasma lo utilizamos en dos vertientes. Por un lado la profilaxis y por otro el tratamiento”, ha señalado la vocal de la SEHH, Cristina Arbona.
Sugerir el uso de plasma de personas que habían superado la enfermedad es una idea que empezó a consolidarse en 1918, durante la pandemia de gripe. Sin embargo, los resultados no fueron concluyentes.
El procedimiento se basa en experiencias previas de este tipo y en estudios de otros países, como por ejemplo la Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Esta terapia ya se usó para hacer frente a otras infecciones como el SARS o el MERS.
Procedimiento en España
El Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid está desarrollando junto a hospitales madrileños un ensayo del procedimiento de extracción de plasma de pacientes convalecientes curados de COVID-19.
A través de las redes sociales, el Centro de Trasfusión ha desmentido que se esté haciendo algún llamamiento público a los ciudadanos para colaborar en la donación de plasma.
En el momento en el que ese ensayo cuente con las autorizaciones pertinentes del Ministerio de Sanidad, el Centro participaría en la medida al tener la capacidad de extraer, procesar y almacenar plasma.
En Estados Unidos
Investigadores estadounidenses aspiran a infundir a los pacientes infectados por el COVID-19 sangre cargada de anticuerpos de aquellos que hayan sobrevivido a la infección, según informaron a principios de semana.
La Ciudad de Nueva York, epicentro del brote en Estados Unidos, se está preparando para llevar a cabo el proceso en sus hospitales como posible solución a la enfermedad.
Los expertos han apoyado la idea en los estudios preliminares que se llevaron a cabo en China. El país asiático intentó la medida con plasma, la fracción de sangre que contiene los anticuerpos pero no glóbulos rojos.
El plasma convaleciente ofrece una “ventaja clave”, según Nature: ofrece una disponibilidad inmediata a diferencia del desarrollo de vacunas o medicamentos, que pueden tardar meses o años. Los científicos quieren desarrollarlo como una medida provisional, al ser “relativamente seguro”, para controlar las infecciones graves a medida que aumenta el número de casos.
Los expertos señalan a este procedimiento como ‘terapia de anticuerpos pasivos’ ya que una persona recibe anticuerpos externos en lugar de generar una respuesta inmune por sí misma.
El especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang en China, Liang Yu, explicó a Nature que los médicos trataron a 13 personas que estaban gravemente enfermas con Covid-19 con plasma convaleciente en un estudio preliminar.
Con el paso de varios días, Yu afirmaba que el virus “parecía no estar circulando en los pacientes”, lo que indicaba que los anticuerpos lo habían vencido. A pesar de los resultados, las condiciones de los pacientes continuaron deteriorándose, por lo que podría haberse procedido con la enfermedad avanzada. La mayoría de las personas había estado enferma más de dos semanas.
Ciudad de Nueva York
El pasado lunes, 23 de marzo, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, anunció el plan de usar plasma convaleciente para ayudar al estado americano, que cuenta ya con más de 25.000 infecciones y 210 muertes.
El plan de prevención y control del Covid-19 tiene previsto comenzar la próxima semana, al menos en dos hospitales de la ciudad: Mount Sinai y Albert Einstein College of Medicine. Tras el primer lanzamiento, el segundo paso es extender el uso a personas con “alto riesgo de desarrollar el Covid-19”, como las enfermeras y los médicos.