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Las madres solteras son más propensas a tener algún tipo de conducta de riesgo para la salud de sus bebés, según ha demostrado un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Northwestern y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
En concreto, este trabajo, publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health, ha probado que tienen menos probabilidades de recibir atención prenatal durante el primer trimestre de embarazo, de amamantar alguna vez, de amamantar al menos ocho semanas, así como más posibilidades de beber alcohol y fumar durante y después del embarazo.
El periodo de tiempo en que una mujer está embarazada y eventualmente da a luz a su bebé (el periodo perinatal) es un periodo de tiempo significativo porque las conductas de salud que adopta pueden impactar su salud y la del bebé, explica el coautor del trabajo, Craig Garfield.
El estudio analizó datos de 32 lugares del Sistema de Monitoreo de Evaluación de Riesgos del Embarazo de Estados Unidos (PRAMS) desde 2012 a 2015 y un total de 113 020 participantes. El PRAMS es un sistema de vigilancia basado en el estado de las conductas, actitudes y experiencias maternas antes, durante y poco después del embarazo.
No analizó la participación de los padres en parejas del mismo sexo porque los datos utilizados en el estudio procedían de bases de datos estatales que reconocen los papeles de la paternidad, no de la crianza de los hijos. Los hallazgos podrían ayudar a motivar a los médicos que cuidan a los niños y a las familias a explorar el estado y la calidad de la relación de los padres.
Digamos que una madre asiste sola a las visitas de atención médica. Simplemente preguntar sobre la situación en el hogar y el nivel de participación paterna podría proporcionar una idea de la necesidad de asistencia o apoyo. Por el contrario, si ambos padres asisten juntos a la visita, esta visita puede servir como una oportunidad para involucrar a los padres en la importancia de su papel en el bienestar de su hijo, y para educarlos y apoyarlos en su transición a la paternidad, apunta Garfield.
Al identificar la presencia paterna durante este período, los médicos podrían desarrollar y adaptar intervenciones y prácticas apropiadas basadas en la dinámica de la relación paterna para mejorar la salud del bebé.
Sabemos que las conductas maternas de riesgo para la salud durante el embarazo y después del parto pueden aumentar el riesgo de resultados adversos para la salud del bebé. Aunque no pudimos evaluar directamente la participación paterna con los datos disponibles, este estudio sugiere que involucrar a los padres y a las figuras paternas puede ayudar a mejorar los comportamientos de salud materna en el momento del embarazo, concluye la autora principal del trabajo, Katherine Kortsmit, de la División de Salud Reproductiva de los CDC.
febrero 11/2020 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A