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Un estudio observa menor riesgo de demencia en personas con elevada reserva cognitiva. Fomentar esta reserva a lo largo de toda la vida podría tener un efecto protector ante la demencia.
La hermana Mary tenía 101.7 años cuando murió. Ocho meses antes un significativo número de pruebas neuropsicológicas había confirmado que esta monja tenía un intelecto envidiable. Desde los 19 años se había dedicado a la enseñanza y hasta los 77 años fue su labor a tiempo completo.
Después estuvo hasta los 84 siendo maestra a tiempo parcial, momento en el que se retiró oficialmente, pero en realidad seguía ejerciendo de educadora y tenía un papel muy activo en su comunidad.
La hermana Mary también había hecho otra contribución excepcional durante su vida: había aceptado participar en el Estudio de las Monjas (Nun Study) y su cerebro sería donado a la ciencia para seguir profundizando en el envejecimiento cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.
Cuando el cerebro de la monja llegó a manos de los científicos, estos observaron que el cerebro tenía todos los signos de enfermedad de Alzheimer, de hecho, estaba bastante dañado.
La hermana Mary biológicamente tenía Alzheimer, sin embargo, esto no había impedido que intelectualmente se mantuviese sana.
¿Qué sucedió? Los científicos en realidad no saben, pero tienen algunas hipótesis, una de ellas plantea que la hermana Mary tenía una elevada reserva cognitiva que le permitió resistir mejor a la patología del alzhéimer.
Una investigación reciente, publicada en la revista Annals Neurology, viene a reflejar la importancia de la reserva cognitiva en el riesgo de demencia.
Después de estudiar a más de 2 000 personas durante años, los científicos involucrados en este estudio observaron que los sujetos que tenían una elevada reserva cognitiva tenían menos riesgo de desarrollar demencia que las personas que tenían una reserva cognitiva baja.
Incluso en los casos en los que las personas eran portadoras de una variante genética que eleva significativamente el riesgo de alzhéimer, una mejor reserva cognitiva moderaba ese riesgo.
¿Cómo se define la reserva cognitiva?
De un modo informal la publicación Harvard Health Publishing, sugiere que pensemos la reserva cognitiva como «la capacidad del cerebro para improvisar y encontrar formas alternativas de realizar una tarea».
Esa capacidad permite que, ante un mismo daño al cerebro, algunas personas (las que tienen mejor reserva cognitiva) mantengan mejores habilidades funcionales y cognitivas. El mejor ejemplo ya lo comentamos al inicio, la hermana Mary.
¿Cómo se realizó la investigación?
Los investigadores buscaban conocer cómo influía la reserva cognitiva en el riesgo de demencia. Con esa meta en mente analizaron información de 2 556 personas de 60 o más años que forman parte de un proyecto de investigación sueco que estudia el envejecimiento. Al inicio del estudio ninguno de los participantes tenía demencia.
Se les realizó una serie de pruebas que evaluaban la cognición al inicio del estudio y después cada seis años. En promedio se siguió a los participantes durante 6.3 años.
Además de lo anterior, se evaluó la presencia de variantes genéticas que se sabe que elevan el riesgo de alzhéimer (el llamado alelo APOE-ε4) y también crearon un indicador de reserva cognitiva.
Este último punto es uno de los principales aportes de este estudio. Porque está muy bien eso de decir que la reserva cognitiva es muy importante, pero ¿cómo la evaluamos? ¿Cómo sabemos que una persona tiene mayor reserva cognitiva que otra? ¿en qué factores nos fijamos?
Pues en este caso los investigadores, que pertenecen al prestigioso Instituto Karolinska, se basaron en los resultados de investigaciones previas para definir cuatro factores que formaron parte de ese indicador de reserva cognitiva:
Educación temprana (valoraron los años dedicados a la formación reglada).
Complejidad de los trabajos de mayor duración durante la mediana edad (se evaluó la complejidad de las 5 ocupaciones en las que estuvieron más tiempo).
Actividades de ocio (se tomó en cuenta el número de actividades en las que participaban y su implicación social, física o mental).
Redes sociales en la tercera edad (en este punto se valoraron factores como el estado civil o la frecuencia de contacto con amigos y familiares).
Durante el tiempo que abarcó el estudio se detectaron 232 casos de demencia e incluso entre las personas con riesgo genético elevado, aquellas con una reserva cognitiva alta parecían tener menos riesgo de demencia que los portadores del alelo APOE-ε4 con una reserva baja.
¿Comprendes la importancia de estos resultados? Implican que a lo largo de toda la vida hay caminos que podemos tomar para disminuir las posibilidades de que en el futuro la demencia toque a nuestra puerta.
No la van a evitar, no nos van a proteger completamente de la demencia, pero dedicar tiempo a estudiar, a realizar actividades complejas, a estar con amigos y ¡a divertirnos! puede significar que tenemos fosos defensivos más fuertes para cuando un enemigo se acerque a nuestro cerebro.
Fuentes
David A. Snowdon (1997): Aging and Alzheimer’s Disease: Lessons From the Nun Study. The Gerontologist.
Dekhtyar, S. , Marseglia, A. , Xu, W. , Darin‐Mattsson, A. , Wang, H. And Fratiglioni, L. (2019), Genetic risk of dementia risk mitigated by cognitive reserve: a cohort study. Ann Neurol. Accepted Author Manuscript. Doi:10.1002/ana.25501
Harvard Health Publishing : What is cognitive reserve? En
Stern Y. (2009). Cognitive reserve. Neuropsychologia, 47(10), 2015–2028. doi:10.1016/j.neuropsychologia.2009.03.004