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Como si envejecer no fuera lo suficientemente duro, un nuevo estudio demostró que las mujeres de mediana edad o adultas mayores que tienen dificultades para dormir o mantener el sueño podrían engordar más que aquellas que descansan bien.Varios estudios detectaron que los niños y adultos que no duermen bien son más propensos a tener sobrepeso que aquellos que duermen toda una noche.
Pero muchas de esas investigaciones evaluaron a las personas en un momento del tiempo, por lo cual es complicado saber qué comenzó primero: los problemas para dormir o el exceso de peso.
Unos pocos estudios siguieron a los participantes en el tiempo, pero no han coincidido en que la mala calidad del sueño esté asociada con el aumento de peso.
Los nuevos resultados, reportados en el International Journal of Obesity, refuerzan las evidencias de que los problemas del sueño están relacionados con los kilos de más.
En este caso, el diseño del estudio permitió a los investigadores demostrar que la dificultad para dormir se produjo antes de un sustancial aumento de peso en algunos participantes.
Un equipo finlandés que siguió a más de 7300 adultos de 40 a 60 años de edad durante siete años halló que las mujeres que reportaban significativos problemas para conciliar el sueño al comienzo generalmente aumentaban más de peso en el tiempo.
Casi un tercio de las participantes con dificultades frecuentes para dormir subieron al menos 5 kilos, en comparación con un quinto de las mujeres sin problemas.
Entre los hombres no se registró el mismo efecto. Sus dificultades para dormir no estuvieron relacionadas con el aumento de peso.
La asociación en las mujeres se mantuvo incluso cuando los investigadores consideraron un número de factores que pueden afectar tanto a la calidad del sueño como al incremento del peso, como su peso al comienzo del estudio, sus hábitos de ejercicio y su salud física y mental.
Si bien los resultados no confirman una relación causa-efecto, aumentan la probabilidad de que mejorar la calidad del sueño ayude a prevenir el aumento de peso, dijo Peppi Lyytikainen, de la Universidad de Helsinki, a Reuters Health.
Los 7332 hombres y mujeres del estudio fueron los primeros sondeados entre el 2000 y el 2002. Aquellos que dijeron que habían tenido dificultades para dormir o mantenerse dormidos durante al menos 14 noches el mes previo fueron clasificados como participantes con problemas \»frecuentes\».
Los pacientes también reportaron su peso y altura durante la primera evaluación y volvieron a dar la misma información de cinco a siete años después.
Al comienzo del estudio, el 20% de las mujeres tenía problemas frecuentes del sueño. En general, eran también más propensas a reportar un \»gran\» aumento de peso, de 5 kilos o más, hacia el final del estudio, en comparación con aquellas que habían dormido bien.
Pero el 17% de los hombres que reportó dificultades para dormir no tenían más probabilidad que el grupo sin problemas a subir de peso.
La razón de esta disparidad entre hombres y mujeres es incierta, de acuerdo al equipo de Lyytikainen. Podría deberse a que el estudio incluyó a un número menor de hombres que de mujeres (1300 versus más de 5700), lo que podría haber dificultado la identificación de algún efecto.
Nueva York, julio 5/2010 (Reuters Health)