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Una investigación reciente sugiere que las personas que toman opiáceos para el dolor crónico pueden reducir la dosis poco a poco sin aumentar su incomodidad, incluso los pacientes que hace mucho tiempo que los están tomando.
Un objetivo del estudio era encontrar una manera de reducir estos fármacos en los pacientes ambulatorios con una fórmula que fuera potencialmente viable; en este caso, dejar que los pacientes sintieran que tenían el control y permitirles detener la reducción gradual del opiáceo en cualquier momento.
Los investigadores preguntaron a 110 personas con un dolor no relacionado con el cáncer que visitaban una clínica del dolor si les gustaría participar en un ensayo para reducir de forma gradual su uso de opiáceos a lo largo de cuatro meses. Un 75 %, con una edad media de 52 años, aceptaron participar. Se excluyó a los que padecían un trastorno por abuso de sustancias y, finalmente, 31 pacientes abandonaron antes de completar el ensayo.
Los participantes podían reducir la dosis que tomaban hasta en un 5% dos veces en un mes. Tal lentitud pretendía minimizar los síntomas de abstinencia y cualquier respuesta negativa física o emocional. En los meses dos a cuatro, se permitió reducir la dosis hasta en un 10% por semana. La mayoría de los pacientes pudieron reducir su dosis de opiáceos sustancialmente. La meta no era llegar a cero, sino ayudar a reducir la cantidad de opiáceos todo lo que pudieran cómodamente sin aumentar el dolor. Ni la dosis que tomaban antes del estudio ni el tiempo en que habían estado tomando opiáceos afectó el éxito de las personas al reducir los fármacos. El estudio fue publicado en JAMA Intern Med 2018.
abril 1/2018 (neurologia.com)