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Con el aumento de la esperanza de vida en España, se incrementa el número de personas mayores de 65 años. Sin embargo, existen desigualdades en función del nivel de estudios y el sexo. Un nuevo estudio demuestra que las personas con mayor nivel de estudios viven más y mejores años que las que no tienen estudios.
El incremento de la esperanza de vida ha venido acompañado de un aumento de la población mayor de 65 años, que en España representa casi el 20 % del total y que se prevé doblará su tamaño en las próximas décadas.
Mientras los países europeos sopesan medidas para reestructurar sus sistemas de pensiones –habitualmente en forma de aumento de la edad de jubilación–, algunos estudios científicos pretenden incluir nuevos elementos en este debate.
Un trabajo, publicado en la revista Gaceta Sanitaria y liderado por el grupo de Investigación en Determinantes Sociales de la Salud y Cambio Demográfico de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) junto con Centre d’Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha comprobado que existen desigualdades sociales en la esperanza de vida según el nivel de estudios y el sexo. Las personas de mayor nivel de estudios viven más años, más años en buena salud y menos con un peor estado de salud que las personas de menor nivel de estudios. Esta es la conclusión a la que han llegado tras analizar los datos de la población española mayor de 65 años en 2012.
Los resultados revelan que la esperanza de vida de la población española mayor de 65 años aumenta a medida que lo hace su nivel de estudios, pasando de los 18,2 años en los hombres y los 22,4 en las mujeres con estudios primarios a los 20,4 años en los hombres y los 24,7 en las mujeres con estudios universitarios.
Vivir más años no implica vivir mejor
El estudio también ha analizado la calidad de la esperanza de vida de las personas mayores en España y nuevamente ha constatado la existencia de desigualdades sociales. De media, los hombres con estudios superiores viven 4,5 años más con buena salud (12,53 años) que los que cuentan con estudios primarios o inferiores (7,97 años). Una diferencia todavía más amplia en el caso de las mujeres, ya que las que tienen estudios universitarios viven el doble de años con buena salud (13,54 años) que las que tienen estudios primarios o inferiores (6,73 años).
Por el contrario, la situación se invierte tras analizar los años de vida con mala salud tras la edad actual de jubilación. Si los hombres mayores de 65 años con estudios universitarios viven de media 7,87 años con mala salud, la cifra aumenta a 10,20 años en aquellos con estudios primarios o inferiores.
La situación es más preocupante en el caso de las mujeres, ya que aunque cuentan con una mayor esperanza de vida, esperan vivir más años con mala salud. También en su caso influye el nivel de estudios, ya que las mujeres con estudios superiores viven 11,19 años con mala salud, 4,5 años menos que las mujeres con estudios primarios o inferiores (15,69 años).
De esta manera, si el aumento de la esperanza de vida ha supuesto una justificación para el retraso en la edad de jubilación, ¿deberían influir estas desigualdades en la mortalidad a la hora de implementar una edad de jubilación diferente según el sexo o el nivel de estudios?
“Estos resultados aportan un conocimiento importante para poder introducir la perspectiva de la equidad en el debate en torno al incremento de la edad de jubilación”, advierten los autores de este estudio. “El retraso de la jubilación puede estar ya generando desigualdades y favoreciendo a las personas de mayor nivel socioeconómico, que disfrutarán de un mayor número de años de vida totales y con buena salud tras su jubilación, suponiendo, por tanto, una presión proporcionalmente mayor al sistema de pensiones que los grupos más desfavorecidos”, concluyen.
enero 23/2023(SINC)