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El consumo de alcohol, la dieta, el peso y el estrés psicológico de los papás aumentan el riesgo de malformaciones genéticas en sus hijos, sugiere un estudio del Centro Médico de la Universidad de Georgetown en Washington, DC.
El estudio, publicado en la American Journal of Stem Cells, señaló que es posible la presencia de estas condiciones por los cambios en la expresión genética y la respuesta celular que puede ocurrir como resultado de dichos factores.
Los investigadores, que analizaron la asociación entre papás y las alteraciones genéticas hereditarias tanto en humanos como en animales, concluyeron que estas malformaciones se pueden heredar por generaciones, proceso conocido como epigenética.
La principal investigadora del estudio y profesora de la Universidad de Georgetown en Washington, DC, Joanna Kitlinska y sus colegas identificaron diversos factores paternos que pueden influir en el desarrollo de los hijos.
El análisis encontró evidencias de que los papás de mayor edad son más propensos a tener hijos que desarrollen malformaciones genéticas, autismo o esquizofrenia.
Otros estudios examinados por el equipo sugieren que el consumo de alcohol de un papá puede estar asociado con un bajo peso al nacer de los hijos, así como una microcefalia y disfunción cognitiva.
También detectó que la obesidad paterna se asoció con la misma situación en sus hijos, así como con células grasas más grandes, cambios en la regulación metabólica, diabetes y desarrollo de cáncer cerebral.
Otro resultado, que los investigadores hallaron, es que el estrés psicológico del papá puede incrementar el riesgo de que los hijos presenten disfunciones conductuales.
Mientras que una dieta limitada, previa a la adolescencia entre los papás, reduce el riesgo de que sus hijos y nietos mueran por enfermedades cardiovasculares.
La edad, el estilo de vida y la exposición ambiental de un papá también pueden influir en el desarrollo de sus hijos, e incluso de sus nietos, aseguró Kitlinska y sus colegas.
La académica consideró que este creciente conocimiento sobre la epigenética paterna se debería traducir en recomendaciones clínicas para el estilo de vida y otros factores modificables en los papás.
«Para realmente entender las influencias epigenéticas de un niño, debemos estudiar la relación entre los efectos maternos y paternos, en vez de considerar cada uno por separado», mencionó la especialista.
La investigadora subrayó que el ambiente nutricional, hormonal y psicológico provisto por la madre altera de manera permanente la estructura de los órganos, la respuesta celular y la expresión genética de los hijos.
«Sin embargo, nuestro estudio muestra que lo mismo sucede con los papás: su estilo de vida y edad se puede reflejar en moléculas que controlan la función genética. De esta forma, un papá puede afectar no solo a sus hijos, sino también a futuras generaciones», aseguró.
junio 9/2016 (Notimex)