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La nueva investigación ha permitido confirmar que las células cerebrales que se trasplantaron a un paciente con el Mal de Parkinson no solo acabaron con los síntomas de su trastorno sino que además sobrevivieron en el cerebro hasta la muerte del sujeto, casi un cuarto de siglo después.
A finales de la década de 1980 y durante la de 1990, unos investigadores de la Universidad de Lund en Suecia fueron pioneros en el trasplante de células nerviosas a los cerebros de pacientes con el Mal de Parkinson.
Los resultados demostraron por vez primera que las células nerviosas trasplantadas pueden sobrevivir y funcionar en el cerebro humano enfermo.
Algunos pacientes mostraron una marcada mejora después del trasplante, mientras que otros mostraron un alivio moderado de los síntomas o ningún cambio. Un pequeño número de ellos sufrió efectos secundarios no deseados en forma de movimientos involuntarios.
Desde que se llevaron a cabo los primeros trasplantes, la pregunta fundamental ha sido si las células trasplantadas y sus conexiones neurales podrían sobrevivir y seguir funcionando con el paso de los años a pesar de la enfermedad ya en marcha en el cerebro del paciente. Ahora, el equipo de Jia-Yi Li, Anders Björklund y Olle Lindvall, de la Universidad de Lund, ha demostrado que las células nerviosas trasplantadas pueden sobrevivir durante muchos años y restaurar la producción normal de dopamina en la parte del cerebro receptora del trasplante. Los resultados de su estudio aparecen publicados en la revista PNAS
Los investigadores hicieron un seguimiento de un paciente de la enfermedad de Parkinson a quien se le hizo un trasplante de neuronas productoras de dopamina 24 años antes de su muerte. Esta persona mostró una mejora tan marcada que tres años después del trasplante ya no necesitó seguir tomando levodopa (fármaco también conocido como L-DOPA), precursor metabólico de la dopamina y muy usado para mantener a raya la enfermedad de Parkinson.
Mediante tecnología de visualización del cerebro, ya se constató en su día que la función de la dopamina era completamente normal en la estructura cerebral del trasplante, diez años después de la operación.
En el nuevo estudio se ha analizado mucho más a fondo el cerebro del paciente fallecido, y los investigadores pueden ahora demostrar que las células trasplantadas que producen dopamina y sus conexiones neurales normales pueden seguir presentes casi un cuarto de siglo después de la operación de trasplante, tal como ha sucedido en el caso del paciente estudiado tras su muerte.
mayo 11/ 2016 (Amazings / NCYT / JMC)