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Un 30 por ciento de la población sufre una disfunción en algún grado de la articulación temporomandibular (ATM). Algunos de esos pacientes se pueden beneficiar de las técnicas mínimamente invasivas.
Las técnicas artroscópicas han transformado el tratamiento de la disfunción de la articulación temporomandibular (ATM). Esta enfermedad tan frecuente -se estima que la sufre en algún momento el 30 por ciento de la población- se maneja normalmente con terapias conservadoras, pero en un 10 por ciento de los casos los síntomas persisten y se precisa un abordaje quirúrgico.
Hasta la llegada de los procedimientos de mínima invasión, la cirugía era el último recurso, pero los buenos resultados y pocas complicaciones asociadas a la artroscopia la han convertido en una opción terapéutica con indicaciones bien definidas, que no tiene por qué retrasarse.
Así describen el cambio de tendencia los cirujanos del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital de La Princesa, de Madrid, grupo pionero en la artroscopia de la articulación temporomandibular. De la mano del anterior jefe de Servicio, José Ramón Alonso del Hoyo, y del actual responsable, José Luis Gil-Díez Usandizaga, estos especialistas aplican la técnica desde hace más de veinte años.
El éxito del procedimiento descansa en la experiencia y pericia del cirujano, resume Gil-Díez, para quien la articulación temporomandibular es una de las más complejas del organismo: por su trabajo sinérgico con la articulación simétrica y por contar con un disco móvil, causa de gran parte de las disfunciones.
Precisamente, la experiencia de ese equipo ha permitido investigar e innovar. En un estudio reciente demostraron que la precocidad de la intervención mejora el resultado. El también cirujano Mario Muñoz Guerra destaca que aquellos enfermos con menos de un año de evolución se benefician más del quirófano que los pacientes que llevan más tiempo.
También han ampliado la indicación de la artroscopia: «Inicialmente se indicaba en los grados III y IV de Wilkes, de gravedad media, pero desde hace años la usamos con mejorías aceptables en el grado V, el mayor, que implica alteraciones estructurales y cambios en el hueso», comenta Muñoz Guerra, al aludir a otra reciente publicación de este grupo en The Journal of Oral and Maxillofacial Surgery sobre pacientes en estadios más avanzados.
Optimizar
En cuanto a la optimización de las técnicas, estos especialistas han incorporado el uso de la radiofrecuencia, extendida en la artroscopia de otras articulaciones, con la que se ioniza el tejido blando para reducir la inflamación y se efectúan pequeñas resecciones de áreas irregulares. Además, emplean el reposicionamiento discal diseñado por el tristemente fallecido Carlos Goizueta, otro colega formado en el servicio. Asimismo, para las fracturas del cóndilo mandibular recurren al abordaje asistido por endoscopia, lo que aúna las ventajas de la técnica abierta y de la cerrada.
Y entre los estudios que tienen en marcha, indagan en el ácido hialurónico, cuya utilidad en la lubricación articular aún resulta controvertida, así como en el plasma rico en plaquetas. Francisco Rodríguez Campo, otro miembro del equipo, destaca una investigación para valorar la alta prevalencia de la disfunción en las mujeres jóvenes, y, junto a los especialistas de Reumatología, determinar el papel de la ATM en la enfermedad articular como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante y la artropatía psoriásica.
Un grupo que ha creado escuela
El equipo del Hospital de La Princesa, primero con José Ramón Alonso del Hoyo y depués con José Luis Gil-Díez Usandizaga, ha contribuido a crear escuela en la cirugía mínimamente invasiva de la articulación temporomandibular. Además del fallecido Carlos Goizueta, impulsor de estas técnicas en el Hospital San Juan de Alicante, otros cirujanos formados en este servicio son Jacinto Fernández Sanromán (Vigo), Florencio Monje (Badajoz) y Rafael Martín Granizo (Madrid).
abril 29/2016 (Diario Médico)