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El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta no solo a personas mayores de 40 años de edad, pues aunque en menor medida también hay pacientes jóvenes y en plena vida productiva.
En conferencia de prensa en el marco del Día Mundial del párkinson, que se conmemora el 11 de abril, especialistas y pacientes coincidieron en que se requiere más apoyo para los enfermos porque no todos pueden acceder a medicamentos, y además son poco comprendidos por la sociedad.
Esta es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo, se estima que aproximadamente 4.6 millones de personas la padecen; en México, aunque no hay registros, se calcula que existen entre 100 mil y 300 mil pacientes.
Se prevé que para el año 2030 se duplicará el número de casos a nivel mundial debido, en parte, al envejecimiento de la población.
Mayela Rodríguez Violante, responsable del laboratorio clínico de enfermedades neurodegenerativas del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía «Manuel Velasco Suárez», dijo que el párkinson se caracteriza por la pérdida de células cerebrales, lo cual daña las funciones intestinal y motriz, entre otras.
La neuróloga detalló que pueden presentarse síntomas motores y no motores, iniciando generalmente con estos últimos, por lo que es necesario estar atentos a situaciones como alteraciones en el sueño, pérdida del olfato y estreñimiento.
Posteriormente, en la etapa clínica, puede detectarse temblor, rigidez, lentitud, inestabilidad, bajo volumen de voz, problemas para caminar; además de cambios en la escritura, como hacer la letra más pequeña o juntar palabras, y depresión causada por el daño neuronal.
La especialista indicó que factores genéticos y ambientales, como el estrés, contribuyen a la presencia de este mal, que si bien afecta principalmente a personas mayores de 40 años, también hay un inicio temprano entre 20 y 39 años de edad (10 por ciento) y el juvenil (menos de uno por ciento del total de casos) antes de los 20 años.
Por su parte Rodrigo Lloréns, miembro de la Academia Mexicana de Neurología (AMN), expuso que los síntomas no se centran solo en el temblor, pues 60 por ciento de los casos corresponde al párkinson rígido y 40 por ciento al tembloroso.
En la conferencia, el presidente de la Asociación Mexicana de Parkinson (Ampac), Salvador Lares, advirtió que hay incapacidad de la sociedad para brindar afecto a los pacientes, porque no se les apoya para continuar sus actividades cotidianas y por lo regular dependen de otras personas.
Comentó que en su caso, la enfermedad le fue diagnosticada hace siete años, cuando tenía 47 años de edad; comenzó con trastornos del sueño, cansancio y pérdida del olfato, pero no le dio importancia a estos síntomas.
«Lo que me llevo al médico fue una cojera porque ya no pude dar clases de baile», dijo.
Además, mencionó que la expresión de su rostro cambió debido a la rigidez, y su actuar con lentitud hace pensar a la gente que está borracho o drogado.
En tanto, Ángel Castro, quien padece párkinson desde antes de los 20 años de edad, señaló que sus primeros síntomas fueron las alteraciones del sueño, pues dejaba de dormir dos o tres días, así como cansancio y falta de movimiento en una mano.
El tratamiento con fármacos y parches le han ayudado a llevar una vida casi normal, estudió gastronomía y psicología, y está cursando una tercera carrera profesional.
abril 7/2016 (Notimex)