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Una subpoblación linfocitaria se perfila como biomarcador cardiovascular en pacientes afectados con determinadas enfermedades autoinmunes.Los pacientes con enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide (AR) o lupus eritematoso sistémico (LES), tienen un mayor riesgo de padecer un evento cardiovascular debido a la disminución y al envejecimiento de un tipo de linfocitos, en concreto los linfocitos T angiogénicos, según los resultados de un trabajo realizado por investigadores del Área de Inmunología de la Universidad de Oviedo, en colaboración con el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y el Centro de Salud de Pola de Siero. El estudio ha estado financiado por el Instituto de Investigación Carlos III y sus resultados se han publicado en «Journal of Leukocyte Biology y Annals of the Rheumatic Diseases«.
Los pacientes con una enfermedad autoinmune presentan una incidencia de alteraciones cardiovasculares por daño endotelial que no se explica únicamente a través de los factores de riesgo clásicos sino que «en ellos se localizan niveles elevados de mediadores inflamatorios y alteraciones en poblaciones celulares inmunitarias», ha señalado Patricia López, profesora del Departamento de Biología Funcional e integrante del citado grupo de investigación.
Actividad variada
A partir de este conocimiento y de la observación, el equipo asturiano comenzó a estudiar una subpoblación concreta de linfocitos, los linfocitos T angiogénicos, que desarrollan una función importante relacionada con la reparación del daño endotelial.
La presencia de enzimas citolíticas, como la granzima o la perforina, en estos linfocitos hace que exista un clima asociado a inflamación y citotoxicidad
Uno de los hallazgos más relevantes es que «este tipo de linfocitos están muy disminuidos en los pacientes con artritis reumatoide y esta reducción es aún más acusada en aquellos que ya han sufrido algún tipo de evento cardiovascular», ha indicado López.
En los pacientes con artritis reumatoide, «como consecuencia de esa disminución de linfocitos T angiogénicos, la capacidad reparadora del endotelio no es adecuada y con ello debuta la enfermedad cardiovascular», según ha añadido Javier Rodríguez-Carrio, investigador y firmante del estudio.
En el caso de los pacientes con lupus eritematoso sistémico lo que observaron los investigadores no fue una disminución de la cantidad de linfocitos T angiogénicos, sino que estas células en los pacientes lúpicos tienen alteradas sus funciones. De esta forma, y en vez de tener características de células reparadoras, como sería lo esperable, presentan características más relacionadas con procesos citotóxicos e inflamatorios, como es la presencia de enzimas citolíticas como la granzima o perforina», ha explicado la investigadora. Así, considera que uno de los principales resultados de esta investigación es que el envejecimiento prematuro de los linfocitos T puede transformar su función protectora en destructora.
Biomarcador
Los profesionales destacan la importancia de seguir profundizando en el conocimiento de los factores de riesgo cardiovascular no clásicos en los pacientes con enfermedad autoinmune. Estos hallazgos ponen de manifiesto que los linfocitos T angiogénicos se perfilan como un biomarcador con bastante potencial, siempre en combinación con otro tipo de parámetros, para predecir el riesgo cardiovascular en pacientes afectados de artritis reumatoide o lupus eritematoso sistémico.
Control y prevención, en el objetivo
La aplicación clínica de este conocimiento se relaciona con la recomendación de un control más estricto de la actividad inflamatoria en este tipo de pacientes. El objetivo: prevenir o diagnosticar precozmente la enfermedad cardiovascular.
Otra de las aplicaciones sería la de conseguir estratificación más precisa de los pacientes «para la monitorización adecuada de la enfermedad cardiovascular, vigilando de forma específica determinados parámetros, sobre todo en caso de enfermedad vascular subclínica», ha señalado Javier Rodríguez-Carrio.
enero 29/2016 (Diario Médico)