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Los expertos reunidos en el II Congreso Internacional de Hidratación han alertado de la necesidad de incluir la ingesta hídrica en una alimentación saludable para mantener una buena salud y calidad de vida, especialmente en poblaciones vulnerables, como mayores y niños.
Expertos en nutrición y ciencias alimentarias se han reunido en Toledo con motivo del II Congreso Internacional y IV Español de Hidratación para fomentar la investigación científica en hidratación y nutrición, así como para explicar la importancia de la hidratación en la salud.
Uno de los puntos principales del encuentro fue resaltar que el agua es un nutriente esencial y el principal componente del organismo. Carmen Pérez-Rodrigo, presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), explicó que «la hidratación saludable debe integrarse en el contexto de una alimentación equilibrada porque hidratarse significa nutrirse. Para satisfacer las necesidades de un adulto se requieren aproximadamente dos litros de aporte hídrico al día, entre los que se incluyen los propios alimentos, fundamentalmente frutas y verduras, sopas e infusiones, además de la fuente principal que suponen las bebidas». El agua debe ser la bebida preferente pero hay otras opciones que pueden ser adecuadas para determinados momentos a pesar de su mayor contenido de sal, azúcares o grasas.
Además, el agua y los líquidos sirven para realizar funciones fundamentales en nuestro cuerpo. Transportan nutrientes y productos de desecho, dan estabilidad estructural a células, tejidos y órganos, regula la temperatura corporal y lubrifican las articulaciones, el cerebro y el tracto digestivo.
Ángel Gil, experto en bioquímica y biología molecular, y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (Finut), señaló que «el agua es un nutriente esencial que desempeña funciones fundamentales tanto en el metabolismo como en todos los procesos biológicos. Hay que tener en cuenta que todas las reacciones bioquímicas de nuestro organismo se producen en un medio acuoso, por lo que el agua no solo tiene una función disolvente sino también de sustrato para estas reacciones». Gil alertó también de que «si se supera una deshidratación del 5 % empiezan a aparecer alteraciones profundas que dan lugar a fiebre y sequedad, y por encima del 8 o 10 % se establece una situación límite que puede producir la muerte».
Respecto a la inadecuada ingesta de líquidos, Lluìs Serra-Majem, presidente de la Academia Española de Nutrición y Ciencias de la Alimentación (AEN), añadió que «las investigaciones recientes acerca de la relación de la hidratación insuficiente con caídas, problemas intestinales, metabólicos o renales, dolor de cabeza y alteraciones en el rendimiento físico y cognitivo, confirma que tiene consecuencias negativas para la calidad de vida».
Vulnerabilidad en ancianos
Por su parte, Gregorio Varela-Moreiras, presidente de la Fundación Española de Nutrición (FEN), explicó la importancia de controlar la hidratación en los grupos más vulnerables, especialmente en las personas de avanzada edad. «Las personas mayores a veces no tienen la sensación de sed y en algunos casos pueden tener problemas cognitivos por los que se les puede olvidar beber, problemas funcionales para abrir un envase o incluso incontinencias urinarias. La malnutrición que existe muchas veces en los mayores está asociada a la deshidratación y debemos saber identificarla porque ellos no nos lo van a decir».
diciembre 24/2015 (Diario Médico)