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Entre los fármacos más utilizados por esta población se hallan los analgésicos, antiinflamatorios, ansiolíticos e inductores del sueño.
El 50 % de los mayores de 65 años toma una media de nueve medicamentos al día, una prevalencia que puede llegar al 76 % en pacientes ancianos sin movilidad que viven en comunidad, según ha informado Sanitas.
«La polimedicación es aquella situación en la que un paciente con diferentes enfermedades crónicas toma una elevada medicación de manera continuada. En concreto más de cinco o seis fármacos al día durante un periodo igual o superior a seis meses. Desde el punto de vista cualitativo, es el hecho de tomar más medicamentos de los clínicamente adecuados», ha explicado el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial, David Curto.
Entre los fármacos más utilizados por esta población se hallan los analgésicos, antiinflamatorios, ansiolíticos e inductores del sueño. Respecto a los psicofármacos, frecuentes en el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad como demencia o depresión, el experto ha asegurado que suelen estar presentes en cuadros de pacientes polimedicados.
«En muchas ocasiones han sido prescritos para controlar síntomas que en la actualidad ya han desaparecido pero no se han reevaluado. Por tanto, nos encontramos con fármacos potencialmente peligrosos con mayor riesgo de reacciones adversas, reacciones cruzadas o duplicidades», ha recalcado Curto.
Entre estas consecuencias adversas, la polimedicación puede dar lugar a falta de eficacia terapéutica o preventiva; interacciones adversas entre medicamentos; incremento de ingresos hospitalarios; alta morbi-mortalidad por medicamentos; mayor riesgo de caídas y utilización ineficiente de los recursos sanitarios.
De hecho, según los últimos estudios sobre polimedicación, se estima que entre un 10 y un 20% de los casos de Urgencias y hasta un 20% de los ingresos hospitalarios en mayores está relacionado con efectos adversos a medicamentos.
Adecuar la medicación
En este sentido, el experto ha señalado que la actualización y revisión sistemática de la medicación prescrita mejora la adecuación de los tratamientos en mayores polimedicados. En el mismo se abordan criterios como la eficacia del fármaco, la evolución de la enfermedad, el cumplimiento terapéutico así como las posibles interacciones o efectos secundarios.
«La evaluación de las patologías del paciente, la evolución de las mismas, el estado clínico y la expectativa de vida son determinantes para evaluar la polimedicación», ha indicado Curto, para insistir en que el seguimiento activo de las prescripciones en mayores polimedicados permite reducir en más de la mitad los fármacos prescritos.
Finalmente, el experto ha informado de que entre el 40 y el 50% de los mayores que llegan a un centro de Sanitas Residencial sufre polimedicación en mayor o menor grado.
«Encontramos casos de hasta 15 fármacos diferentes al día, lo que puede suponer más de 20 comprimidos en diferentes tomas. No obstante, gracias al protocolo para la adecuación del tratamiento farmacológico en pacientes polimedicados en nuestros residentes con dos meses de antigüedad se ha logrado reducir el índice de polimedicación al 30 %», ha zanjado Curto.