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Un estudio del CIBEobn publicado recientemente en Scientific Reports describe cómo la pérdida de peso tiene efectos en la composición de la microbiota.
Un trabajo del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, ha descubierto diferencias en la composición de la comunidad de hongos del intestino en personas que sufren obesidad.
El intestino humano concentra una gran diversidad de microorganismos (bacterias, hongos, parásitos, etc.) que forman un ecosistema denominado microbiota, que contribuye al correcto funcionamiento del aparato digestivo y que es muy sensible a los cambios metabólicos.
Las bacterias son los componentes más abundantes de esta microbiota y hasta ahora se sabía que su cantidad y composición estaban relacionados con trastornos como la obesidad o la diabetes. En cambio, el micobioma, es decir, la comunidad de hongos, representa entre el 0,03 y el 2 % de todos los microorganismos y hasta ahora había sido poco estudiada.
El trabajo, liderado por el Institut d’Investigació Biomèdica de Girona (IDIBGI), se inició en 2012 e incluyó una muestra de 52 individuos, entre obesos y delgados. Tal como explica José Manuel Fernández-Real, jefe de la sección de Endocrinología del Hospital Josep Trueta de Girona, «la composición relativa de hongos varía en función de la obesidad».
En concreto, el estudio describe como estos hongos varían en función de si la persona es obesa o no e, incluso, permite diferenciar si la persona obesa es metabólicamente sana o no.
Además, los investigadores se dieron cuenta de que cuando la persona pierde peso aumenta un determinado tipo de hongos.
No obstante, ha reconocido este experto, en declaraciones, «por el momento no se puede establecer una relación directa de causalidad» entre esa modificación de la micobioma y la obesidad.
El siguiente paso es saber si la manipulación de la comunidad de hongos podría ser una herramienta con potencial importancia para el tratamiento de la obesidad. Para ello, Fernández-Real está trabajando en un estudio «más a fondo» para ver si puede dar pie a una nueva estrategia terapéutica, y reconoce que en cuestión de meses tendrán más resultados.
octubre 13 / 2015 (JANO)