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El ejercicio puede aumentar la diversidad de las bacterias presentes en el intestino, lo que posiblemente potencie al sistema inmunitario y mejore la salud a largo plazo, reportan unos investigadores británicos.
Los niveles altos de proteínas dietéticas podrían tener el mismo efecto, según su estudio, publicado en la revista Gut (doi:10.1136/gutjnl-2013-306541).
«Comprender la relación compleja entre lo que decidimos comer, los niveles de actividad y la riqueza de la microbiota intestinal es esencial», afirmó en un comunicado de prensa de la revista la Dra. Georgina Hold, del Instituto de Ciencias Médicas de la Universidad de Aberdeen, en Escocia.
«A medida que la esperanza de vida sigue aumentando, es importante que comprendamos cómo mantenernos en un buen estado de salud de la mejor manera. Esto nunca ha sido tan importante como en cuanto a nuestra microbiota (intestinal) residente», añadió.
Para realizar el estudio, los investigadores examinaron las muestras de sangre y de heces de 40 jugadores de rugby profesionales que estaban en mitad de un programa de entrenamiento riguroso. Se eligió a los deportistas para el estudio porque los regímenes de ejercicio intenso a menudo se asocian con dietas extremas. Los investigadores usaron las muestras recogidas de los hombres a fin de determinar la variedad de las bacterias de los intestinos de los jugadores.
Se compararon luego las muestras de los jugadores de rugby con las muestras recogidas de 46 hombres parecidos que estaban en buenas condiciones de salud, pero no eran deportistas. La mitad de estos hombres tenían un índice de masa corporal (IMC, una medida que puede ayudar a determinar si alguien tiene un peso normal para su estatura) normal. Los demás tenían un IMC mayor de lo normal.
Todos los hombres respondieron a preguntas sobre 187 tipos de alimentos, incluyendo la cantidad que comieron en las últimas 4 semanas y con qué frecuencia. También les preguntaron sobre sus niveles típicos de actividad física.
El estudio reveló que los deportistas tenían unos niveles más altos de un enzima específico que indica que hay daños musculares o de tejidos. Estos hombres también tenían niveles más bajos de marcadores inflamatorios y un perfil metabólico mejor que los hombres del grupo de «no deportistas» con un IMC mayor.
Sin embargo, la investigación no demuestra que el ejercicio que hacían y sus hábitos de comida hicieran que los deportistas estuvieran más sanos que los otros hombres.
Según los investigadores, los deportistas también tenían una mayor diversidad de bacterias intestinales que los demás hombres. Esto fue particularmente cierto al compararlos con los hombres con un IMC alto.
No solamente tenían más tipos de bacterias, sino que también descubrieron que había una mayor cantidad en los intestinos de los deportistas. Y los deportistas tenían unos niveles mucho más altos de una especie particular de bacteria asociada con tasas más bajas de obesidad y de trastornos relacionados con la obesidad, señalaron los investigadores.
Los investigadores descubrieron que los deportistas comieron más de todos los grupos de alimentos que los no deportistas. Las proteínas (principalmente la carne) conformaron el 22 % de su ingesta de energía, en contraste con entre el 15 y el 16 % en el caso de los no deportistas. Los jugadores de rugby también consumían más complementos de proteínas y comían más frutas y verduras que los no deportistas. Los que no eran deportistas comían más refrigerios.
«Nuestros hallazgos indican que el ejercicio es otro factor importante en la relación entre la microbiota, la inmunidad del anfitrión y el metabolismo del anfitrión, y que la dieta tiene un papel importante», escribieron los autores del estudio.
junio 12/2014 (Diario Salud)
Siobhan F Clarke, Eileen F Murphy, Orla O’Sullivan, Alice J Lucey, Margaret Humphreys, Aileen Hogan.Exercise and associated dietary extremes impact on gut microbial diversity. Gut. 9 Jun 2014