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Una investigación llevada a cabo por Jonathan Britt, de la Universidad McGill (Canadá), ayuda a comprender mejor cómo se transmiten las señales de recompensa a través del cerebro y modifican los circuitos cerebrales. Britt, que ha presentado su trabajo en la Reunión de Neurociencia Canadiense 2014, ha obtenido los resultados utilizando la optogenética. Esta técnica utiliza las proteínas sensibles a la luz para estudiar la activación de los circuitos neurales responsables en determinadas áreas.
Uno de los efectos más inmediatos de las drogas en el cerebro es un aumento de los niveles de dopamina, particularmente en el núcleo accumbens. Esta área está reconocida como un centro de integración para las señales que proceden de diferentes regiones cerebrales. Aun así, hasta ahora, no ha sido posible definir el papel preciso que interpreta cada conexión y los significados de su integración, que resultan en comportamientos específicos.
Sin embargo, la llegada de la optogenética ha hecho posible estudiar las distintas señales de entrada que provienen de diferentes regiones del cerebro, y sus efectos positivos o negativos en la búsqueda de recompensa, y su papel en la respuesta a las drogas de ratas y ratones.
Britt ha descrito algunas de las vías que el núcleo accumbens integra las señales de refuerzo dependientes de dopamina con estímulos ambientales, que dependen del glutamato. Las señales dependientes del glutamato llegan al núcleo accumbens desde otras regiones cerebrales. Comprender cómo están interconectadas estas regiones nos permitirá profundizar en nuestro conocimiento de la motivación, el deseo, la búsqueda de placer y la adicción.
«El comportamiento orientado a un objetivo se regula por un gran grupo de regiones cerebrales interconectadas. Es importante entender cómo interactúan estos componentes para diseñar estrategias de tratamiento para enfermedades psiquiátricas como la adicción, el síndrome de Tourette y el trastorno obsesivo compulsivo», concluye el autor.
mayo 30/2014 (Diario médico)