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La soledad, el aislamiento social y la falta de recursos hacen que muchas personas mayores dejen de comer, siendo la desnutrición la peor consecuencia. En la actualidad se estima que más de 8 millones de personas mayores en España conviven con la hiporexia, que es la disminución del apetito y que repercute en una reducción de la ingesta alimentaria.
«Se trata de un trastorno asociado a enfermedades tanto crónicas como agudas. Las causas son multifactoriales y complejas, y en ellas intervienen todo tipo de factores proinflamatorios, hormonales y nutricionales», ha explicado Rosa Burgos, coordinadora de la Unidad de Soporte Nutricional del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, en el 55 Congreso Nacional de Endocrinología y Nutrición, celebrado en Granada.
Factor negativo
La experta ha hecho hincapié en que «es un importante problema sanitario que agrava las dificultades de numerosas enfermedades e incrementa las complicaciones infecciosas, la estancia hospitalaria, la cifra de los reingresos hospitalarios y la necesidad de recursos asistenciales al alta hospitalaria en forma de centros de convalecencia».
Aunque puede aparecer a cualquier edad, el colectivo más afectado por este grave problema es la población geriátrica, en la que la hiporexia es muy frecuente y está muy ligada a la sarcopenia (pérdida degenerativa de masa muscular) y a la osteoporosis, lo que incrementa de manera crucial el riesgo de discapacidad. Además, conlleva una menor capacidad inmunológica.
«El perfil del paciente suele ser una persona que ya padece algún tipo de enfermedad aguda o crónica. Concretamente, en la población geriátrica el trastorno puede afectar al 15 % de los ancianos».
octubre 5/2013 (Diario Médico.com)