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Cada vez hay más evidencias del efecto de la inflamación y las infecciones en el cerebro. Se están investigando los beneficios de los antiinflamatorios en varios trastornos mentales.
Hubo un tiempo en el que se pensaba que el cerebro era un reducto privilegiado al que no le afectaban los vaivenes del sistema inmune. Desde hace varias décadas se sabe que la realidad es bien distinta: tanto las infecciones como la inflamación ejercen una profunda influencia sobre el sistema nervioso central. La investigación en este ámbito se ha intensificado durante los últimos años.
Uno de los grupos más punteros es el que dirige Norbert Müller, director del Departamento de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad Ludwig-Maximilian, de Múnich, quien ha pronunciado la conferencia magistral del XVII Simposio Internacional Avances en Psiquiatría, que se ha celebrado en Madrid la semana pasada.
La esquizofrenia, la depresión y el síndrome de Tourette son algunos de los trastornos que están recibiendo más atención. En todos ellos se ha apreciado una conexión entre el sistema inmune y el cerebro y se están investigando posibles vías terapéuticas.
En la esquizofrenia, según ha explicado Müller a Diario Médico, «se produce un desequilibrio del sistema inmune y se ha visto -tanto en modelos animales como en pacientes- que los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2) reequilibran el sistema inmune en el cerebro». No obstante, reconoce que todavía no está claro «si la inflamación tiene lugar en el cerebro o es una inflamación periférica que influye en el cerebro debido a las citocinas inflamatorias que van hacia él».
Por otro lado, los estudios genéticos sobre esquizofrenia muestran, según el psiquiatra alemán, «que el riesgo genético se localiza en la región en la que está el sistema de antígenos leucocitarios humanos (HLA), que es el sistema genético del sistema inmune». Concretamente, se han encontrado variantes comunes en el cromosoma 6p22.1.
Embarazo
Asimismo, tanto en animales como en humanos hay datos que revelan que durante el embarazo, y especialmente en el segundo trimestre, «hay un incremento de la vulnerabilidad hacia la activación inmune de la madre que aumenta el riesgo de que su futuro hijo desarrolle, posteriormente, esquizofrenia», ha indicado Müller.
Y lo mismo puede decirse de los primeros cinco años de vida, en los que los estudios epidemiológicos revelan un incremento del riesgo de esquizofrenia en aquellos niños que se han enfrentado a epidemias de meningitis o de encefalitis.
En cuanto a la depresión, el científico ha afirmado que la inflamación también juega un papel relevante en su desarrollo, «especialmente a través de las citocinas, que ejercen una fuerte influencia en el cerebro, especialmente en las células de microglía, que son una especie de células inmunes del cerebro».
Los inhibidores de la COX-2 están llamados a desempeñar un papel en distintas patologías psiquiátricas. No sólo mejoran el efecto de los antipsicóticos, sino también de los antidepresivos. El equipo de Müller está llevando a cabo varios estudios encaminados a dilucidar la eficacia de este tipo de estrategias antiinflamatorias. Uno de ellos incluye a 80 pacientes con depresión y otro, a entre 60 y 70 individuos que padecen trastorno bipolar.
Finalmente, en lo que se refiere al síndrome de Tourette, el grupo de este psiquiatra participa en un consorcio europeo financiado por la Unión Europea que investiga el papel de las infecciones en la etiología de los tics nerviosos.
IL-8, TNF-alfa y proteína C reactiva
En los estudios sobre inmunología y trastornos mentales han aparecido algunas moléculas muy conocidas. Una de ellas es la citocina proinflamatoria IL-8 que, cuando se encuentra en niveles incrementados durante el segundo trimestre del embarazo, predice un aumento del riesgo de esquizofrenia en la descendencia. Otra es el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa), que juega un papel en la depresión. En los pacientes que padecen esta enfermedad también se aprecian mayores niveles de uno de los principales marcadores de inflamación: la proteína C reactiva.
febrero 18/2013 (Diario Médico