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Las mujeres fumadoras que utilizan anticonceptivos hormonales en distintas presentaciones –píldoras, parches o anillos– tienen un mayor riesgo de sufrir una trombosis o una aparición de episodios cardiovasculares graves como, por ejemplo, los infartos, según advierte la Fundación Española del Corazón (FEC), que cita un estudio de la Universidad de Copenhague, publicado en British Medical Journal (BMJ), y realizado sobre 9,4 millones de mujeres de entre 15 y 49 años.
Este trabajo ha demostrado que las usuarias de algún método anticonceptivo con hormonas tienen un mayor riesgo de sufrir trombosis respecto a las no usuarias. En concreto, los datos de este estudio reflejan que la aparición de estas enfermedades es 8 veces mayor con los parches transdérmicos, 6,5 veces mayor con los anillos vaginales y 3 veces mayor con las pastillas.
Asimismo, otro estudio, también publicado en BMJ (doi: 10.1136/bmj.e2990), efectuado a partir de la General Practice Research Database UK, en mujeres de entre 15 y 44 años, ha detectado que los episodios de trombosis venosas son más frecuentes en las mujeres que toman anticonceptivos con drospirenona –un análogo de la progesterona natural de las píldoras de tercera generación–, frente a las que usan anticonceptivos en cuya composición figura el levonorgestrel, un tipo de progesterona sintética más antigua.
«Estos estudios ponen de manifiesto que el uso de los anticonceptivos hormonales no está libre de efectos secundarios, especialmente en lo que a seguridad cardiovascular se refiere. Por lo tanto se debe informar a las mujeres de sus potenciales riesgos, sobre todo en el colectivo de mujeres con riesgo de trombosis aumentado. No obstante, se debe individualizar, a la hora de prescribir la contracepción hormonal, porque no es lo mismo una mujer sana fumadora de 24 años que una mujer de 40 años obesa y fumadora activa», destaca la presidenta de la sección de Cardiología Preventiva y Rehabilitación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Almudena Castro.
Efecto sobre la coagulación
Concretamente, los anticonceptivos favorecen la formación de trombos por su efecto sobre la coagulación y estos trombos se forman tanto a nivel venoso como arterial. Además tienen efecto sobre los lípidos en la sangre, aumentando la concentración de colesterol y triglicéridos.
En la actualidad, la drospirenona y levonorgestrel son dos de los componentes que se utilizan más en los anticonceptivos hormonales, pero no son los únicos. El arsenal de posibles anticonceptivos se ha ampliado notablemente y algunos de segunda y tercera generación se asocian a un menor riesgo cardiovascular.
«La oferta de estos productos ha mejorado, pero eso no significa que haya mejorado del todo desde el punto de vista de la salud cardiovascular. Existen anticonceptivos, como la minipíldora, que solo contiene progestágeno, que al parecer confieren menor riesgo de trombosis. Pero este riesgo no es nulo, aunque está bastante disminuido al no llevar el estrógeno entre sus componentes», avisa la doctora.
No obstante, la respuesta a estos medicamentos es variable y no se puede predecir qué mujeres van a sufrir uno de estos episodios aunque, según informa Castro, la primera señal de sus efectos es en ocasiones un infarto de miocardio.
Por esta razón, la FEC recomienda individualizar muy bien la recomendación del uso de estos métodos anticonceptivos hormonales y comprobar previamente, con una historia clínica detallada, cuál es el riesgo de cada mujer. Además, se debe conocer si la mujer es fumadora, si tiene hipercolesterolemia, es diabética, si tiene algún tipo de cardiopatía, trombofilia o alguna enfermedad que favorezca la formación de trombos, así como la historia familiar o personal de eventos trombóticos.
mayo 18/2012 (JANO)
Ojvind Lidegaard, Lars Hougaard Nielsen, Charlotte Wessel Skovlund, Ellen Lokkegaard. Venous thrombosis in users of non-oral hormonal contraception: follow-up study, Denmark 2001-10. BMJ 2012;344:e2990