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En 2010, una investigación de las universidades de Cambridge, en Reino Unido, y Lieja, en Bélgica, comprobó a través de la resonancia magnética funcional que algunos pacientes diagnosticados en estado vegetativo respondían a estímulos externos, lo cual mostró que realmente se encontraban en estado de mínima consciencia e hizo replantearse los criterios de consciencia y la importancia de un diagnóstico preciso.
Según Enrique Bonete, catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca, «esta investigación, al margen de plantear un debate científico, antropológico y ético entre los neuroéticos de Oxford y los neurocientíficos de Cambrigde, ha sido de gran importancia al revelar que hasta el 40% de los diagnósticos de estado vegetativo eran incorrectos» y, por tanto, demostrar que la mejora en ese diagnóstico puede abrir expectativas y posibilita un margen de avance en el manejo de estos pacientes, sobre todo porque «los que se encuentran en estado de mínima consciencia presentan opciones de recuperarse».
Bonete, que ha impartido la conferencia Estado vegetativo: Neurociencia y ética en la Universidad Católica de Valencia (UCV), ha apuntado que, «aunque se recuperan muy pocos, cabe esa posibilidad». Por ello, se hace especialmente necesario y constituye un auténtico reto que «los médicos, el personal sanitario y los familiares de estos pacientes aprendan cómo deben potenciar las capacidades cerebrales de los afectados para que puedan desarrollarse hasta cierto punto y salir de ese estado» si existe alguna posibilidad.
Estimulación
A lo largo de su conferencia, el investigador ha transmitido la importancia de acompañar y estimular a estos pacientes, en especial a los que presentan mínima consciencia. En su opinión, hablar y tocarles es de vital importancia, ya que en algunos caso se ha notado mejoría. En este sentido, ha señalado que, gracias a las nuevas técnicas de neuroimagen, se ha comprobado que «hablarles, tocarles y comunicarse con ellos les ayuda a percibir cosas, oír, sentir y ser capaces de imaginar situaciones».
Avances
Bonete, que estuvo durante el curso 2009-2010 en la Universidad de Oxford para formarse sobre los nuevos avances en neurociencia y sus implicaciones morales, ha explicado que la diferencia entre los dos grupos se centra en que «los individuos en estado vegetativo no son conscientes absolutamente de nada, lo que incluye el yo y el entorno, mientras que los que presentan un estado de mínima consciencia presentan ráfagas de consciencia por lo menos fenoménica e incluso también informada (capacidad de utilizar la información que tienen en su cerebro para responder a las preguntas que los científicos les hacían)». En este escenario, el investigador ha señalado la importancia de los avances presentes y futuros en neurociencia y neuroimagen, ya que permitirán dilucidar «muchos casos límite de trastornos cerebrales en los que no sabemos exactamente qué esta aconteciendo».
Bonete ha señalado que en nuestro país «consideramos, y me parece muy correcto, el cuidar y atender a estos pacientes al margen de si pueden o no recuperarse». El experto ha hecho hincapié en que «su cuerpo y dignidad como personas» hacen necesaria esa actuación.
enero 22/2012 (Diario Médico)